Puedes pasar tu
vida, y ese es un grave peligro, sin darte cuenta de que has sido creado para vivir eternamente. Recuerdo
una película que trata ese tema: “Horizontes perdidos” y de la que he hecho una
reflexión en unos de mis blogs. La cuestión de la eternidad es de suma importancia
porque cuando descubres que has sido creado para ser eterno, te preocupas por
buscar y encontrar al Ser que te ha dado la eternidad.
Ese encuentro se convierte
desde ese momento en lo más importante de tu vida. Porque, de él dependerá tu
actitud compasiva y la situación de tu eternidad. La cuestión es que, queramos
o no, todos seremos eternos. El hecho de que haya infierno lo demuestra con una
claridad rotunda, pues eso es para siempre. Y si no fuera para siempre no
existiría infierno. Y, por el contrario, habrá también cielo, y eso será gozo y
felicidad para siempre.
De ahí que, saber eso es vital para buscar ese encuentro con Jesús, el Señor, que, precisamente, viene a anunciarnos esa Buena Noticia, la de vida eterna en plenitud. Pero, como todas las cosas, tendremos que merecerla – para eso hemos sido creados libres – a pesar de que nuestros méritos y obras, por muy compasivas que sean, nunca podrán alcanzar el precio de esa gloria. Nos la regala el Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios. Pero, dependerá, porque así Él lo ha querido, en parte de nuestra elección y disponibilidad a obedecer su Voluntad y a dejarnos guiar por el Espíritu Santo que viene a nosotros desde la hora de nuestro bautismo.