domingo, 6 de octubre de 2024

AUTOSUFICIENTES Y NO NECESITADOS: ESE ES EL PECADO

Desde el momento que nos consideramos autosuficiente y que no necesitamos del otro u otra. Y de que yo mismo me basto, estoy en dinámica individualista y egoísta, y pecando contra mi mismo. Porque, primero, soy un ser en relación, necesitado de los demás y nacido y criado en una familia. Nadie nace solo, ni se cría solo. Necesita de una familia que lo ha traído a este mundo y tiene el deber de cuidarlo, protegerlo y ayudarle en su desarrollo como persona.

De ahí la importancia del matrimonio, de su unidad y de, en consecuencia, la familia. Cuna donde se aprende a amar y a perdonar; a compartir y a sacrificarse; en una palabra: a darse y recibir gratuitamente. La separación, la ruptura, la confrontación y, en consecuencia, el divorcio tendrá y traerá consecuencias que dificultarán e interrumpirán el desarrollo correcto de la familia y sus hijos.

Por otro lado, el amor es eterno. Cuando hay amor la unidad, la misericordia y, por su puesto, la perseverancia están aseguradas, Porque, el amor, si es verdadero amor, nunca se acaba. Siempre perdura. Es eterno. Por eso, simplemente por eso, nuestro Padre Dios nos ama siempre, aunque no tengamos ni mantengamos ese corazón de niño que experimenta y siente la necesidad de unos padres y, sobre todo, de un Padre Dios bueno e infinitamente misericordioso.

Y es que el Amor de Dios es un Amor comprometido hasta el punto de que durante toda nuestra vida estará pendiente de darnos su Infinita Misericordia. Simplemente para nuestra suerte, porque se ha comprometido libremente – y nunca lo podremos entender porque no necesita de nosotros – a amarnos.