sábado, 3 de noviembre de 2018

HUMILDAD


Resultado de imagen de Lc 14,1.7-11
Todos sabemos que la arrogancia y la desfachatez no es de buen gusto ni cae bien. Hay personas que por su suficiencia y desfachatez no son bien recibidas ni aceptadas. O mejor, caen muy mal entre los demás, e incluso en sus propios círculos. Siempre es mejor ser humilde y cae mejor.

Ser humilde es la mejor actitud y la que siempre se recibe bien y tiene buena acogida. Y la que nunca te deja mal. Ser humilde te da mucho más, aunque, en apariencias, resulte que te has quedado el último, porque los últimos serán los primeros. Esa es la oferta del Señor, serán primero aquellos que sirvan, aquellos que se queden en los últimos puestos, aquellos que en definitiva amen, porque, amar es precisamente servir.

Se vive de experiencias y muchas buscan aparentar lo que no son ocupando roles y puestos que no les corresponden, pero que sí le sirven para aparentar grandeza delante de los demás. Son actitudes farisaicas de filacterias y engaños para persuadir y aparentar lo que realmente no se es. Están faltos de humildad y de verdad. Es la humildad el único camino para llegar a encontrarse con Jesús.

Pero, esas actitudes de nada valen, porque al final se es lo que realmente se vive en verdad y justicia y no lo que se aparenta. Al final siempre emerge la verdad y nada sumergido y escondido en la mentira permanece. Tratemos de ser honestos y humildes. Humildad no es apariencia sino verdad. Es humilde quien vive y dice la verdad y se muestra tal es, y cada día trata de ir mejorando y mostrando su vida transparente y en la actitud y esfuerzo de buscar y vivir en la verdad.