miércoles, 11 de enero de 2023

JESÚS, FUENTE DE TODO BIEN

De Jesús sale una fuerza que sana y cura. Todos le buscan y su fama crece rápidamente. Sin embargo, Jesús no busca la fama ni la espectacularidad, se limita a actuar con acciones concretas y según predica y proclama. En este pasaje evangélico va a casa de Pedro y, tras comentarle que su suegra está enferma, le da la mano, la levanta y desaparece la fiebre hasta el punto de que se pone a servirles.

Todos le buscan y le llevan muchos enfermos, que sana y muchos endemoniados a los que les expulsa los demonios. Jesús es fuente de todo bien y nada quiere perderse de estar a su lado y gozar de esa fuente irradiante que da su sola presencia. Pero, Jesús se retira y busca espacios de silencio y soledad para estar con su Padre. Su relación íntima con Él es la clave de su autoridad, de su firmeza y poder.

Todos quieren estar a su lado y aprovechar esa fuente de vida y salud que se desprende de Él. Sin embargo, Jesús propone ir a otros lugares donde todavía no le conocen y donde debe predicar, enseñar y proclamar la Buena Noticia. Esa es su misión y para eso ha venido, para anunciarnos el Amor Misericordioso de su Padre. Y de esa forma y en esa actitud recorre toda Galilea sanando enfermos y expulsando demonios.

Ahora, nunca tendremos un encuentro con Jesús en la algarabía de la multitud. Si Jesús está en la comunidad que cree en Él, solo en el encuentro personal contigo tendrás una experiencia firme y profunda de y con Él. Sabe quién eres y te conoce profundamente y quiere esa relación personal contigo, tu confianza y tu fe. Porque, el camino que te lleva hacia Él te exigirá también tu propia cruz que para superarla necesitas estar injertado en Él.