jueves, 17 de agosto de 2023

UNA CONCIENCIA DE SUFICIENCIA ACREEDORA ES REPELIDA POR EL QUE BUSCA SOLIDARIDAD Y AYUDA.

A veces nos extrañamos cuando observamos y experimentamos que las personas no se acercan a nosotros con confianza. Es más, tratan de esquivarnos y les repele acercarse o solicitarnos cualquier favor o ayuda. Lo lógico y de sentido común es preguntarnos por qué suceden esas situaciones o actitudes, porque en algún lugar estará escondido el origen de esas actitudes.

Quizás no nos damos cuenta pero nuestra manera de actuar deja un comportamiento suficiente y posesivo. Pensamos que los derechos son todos nuestros y que se nos debe respeto, admiración y obediencia. Nos sentimos los acreedores de todos y les pedimos sumisión a todas nuestras apetencias y caprichos. Es más, estamos convencidos que se nos debe y que, por supuesto, tenemos razón.

Nos sentimos acreedores de todo y reclamamos nuestros favores y derechos que vemos solo en y para nosotros olvidando los de los demás. Estamos en las antípodas, nos olvidamos de los demás y solo pensamos en nosotros. Sin embargo, cuando nos sentimos deudores de todo lo que somos y tenemos, nuestra actitud y disposición es totalmente contraria. Nos llenamos de humildad y damos gracias por todo lo que somos y tenemos.

 Es entonces cuando nuestra disponibilidad al perdón se hace presente y se manifiesta de manera suave, aceptada y misericordiosa. Perdonamos cuando descubrimos que antes hemos sido perdonados y agraciados con tanto amor y misericordia que, de saberlo, nos daría vergüenza no perdonar. ¿Cómo me voy a presentar delante de mi Padre clamando perdón y misericordia si antes no he perdonado yo a mis hermanos?