martes, 9 de diciembre de 2025

CREADOS PARA VIVIR ETERNAMENTE FELICES

Mt 18, 12-14

     La lógica nos dice que los padres cuidan de sus hijos hasta dar la vida por ellos. Sería contradictorio e ilógico que un padre no buscara la felicidad de quienes ha engendrado. De ahí que podamos preguntarnos:

   —¿Qué hará nuestro Padre y Creador por todas sus criaturas? —con esta pregunta, Manuel abrió el debate en la tertulia.
    —Supongo, y coincido contigo, que deseará que todos sus hijos sean dichosos —respondió Pedro—. Entiendo que nuestro Creador quiere conservar su obra y creación.

    Muchos de los allí congregados, con gestos de aprobación, confirmaron estar de acuerdo.

    —Es de sentido común —continuó Manuel— que Dios quiere el bien de sus criaturas. ¡Y lo quiere eternamente! Así lo recuerda Jesús en Mt 18,12-14: «No es voluntad de su Padre del cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».
  —Es decir —intervino Antonio—, perder esa oportunidad de ser felices eternamente dependerá de nosotros.

     Con una mirada tierna y serena, Manuel añadió:

    —Evidentemente. Dependerá de cada uno de nosotros abrir o no las puertas del corazón al rescate del Señor. Con su Vida ha pagado nuestro rescate y ha alcanzado para todos la Misericordia del Padre.
   —La verdad —comentó uno de los tertulianos—, parece increíble. Nuestra cabeza no llega a comprenderlo.

   Manuel sonrió con comprensión, como quien reconoce que entrar en la lógica de Dios cuesta a todos. Entonces, levantándose y mirando con suavidad y convencimiento, dijo:

   —La lógica de Dios es la de un Padre que se desvive por todos, pero sobre todo por el último de sus hijos. También ustedes y yo seremos acogidos entre ellos y formaremos una sola familia.

    La tertulia tomó entonces un aire esperanzador. Saberse buscados y salvados por su Padre Dios era un regalo que traía paz y serenidad. Pero, sobre todo, una confianza que fortalecía la fe.