jueves, 5 de marzo de 2020

LA CUESTIÓN ES OBEDECER AL SEÑOR Y PEDIR SEGÚN NOS MANDA

Resultado de imagen de Mt 7,7-12
En la medida que vamos recorriendo el camino de nuestra vida vamos también descubriendo nuestras imperfecciones y carencias. Aparte se suman nuestras apetencias y debilidades y nos damos cuenta que necesitamos pedir a el Padre Bueno que nos ha sugerido que pidamos, porque, si nuestros padres de este mundo nos dan cosas buenas y quieren nuestro bien, ¡cuánto más nuestro Padre del Cielo que nos ama profundamente y nos ha dado la vida!

Es, por tanto, de sentido común que pidamos confiados lo que necesitamos a nuestro Padre Bueno, que nos ama y busca y quiere nuestro bien y salvación eterna. Pidamos con la debida confianza que nuestro Padre nos pide y confiados en que nos escucha y nos atiende. Y, lo más grande, que nos atiende y nos corresponde siempre, porque nos ama y busca siempre nuestro bien.

Posiblemente, ¿qué ocurre cuando percibimos o experimentamos que no recibimos o vemos lo pedido? Sucede que no siempre las cosas son como nosotros queremos o pedimos. Somos pecadores y no sabemos bien que es lo que nos conviene, tanto para nosotros como para nuestros hijos, pero debemos estar seguros que nuestro Padre nos dará lo que más nos conviene y verdaderamente necesitamos. 

Es cuestión de confianza y de paciencia y de tomar conciencia que Dios es nuestro Padre y siempre está pendiente de lo que realmente necesitamos para superar las tentaciones y seducciones de este mundo que nos animan a romper nuestra amistad con nuestro Padre.