sábado, 16 de marzo de 2019

AMAR ES LA CLAVE Y EL ARMA A PRACTICAR

Resultado de imagen de Mt 5,43-48
No se trata de amar a aquellos que nos aman, porque eso no exige gran esfuerzo, es la tendencia innata, corresponder a los que nos corresponden. La cuestión es amar donde no encuentras correspondencia y donde hay barreras que lo impiden, tal es el odio, la envidia, el afán de gloria y poder, la riqueza, la venganza y otras apetencias y pasiones que nos separan, nos enfrentan y rompen la unidad y la paz entre los hombres, los pueblos, las diferencia en el pensamiento y, como consecuencia, la paz.

Sólo el amor es capaz de derrumbar todas esas barreras que emergen por el pecado de un corazón herido y maltrecho, caído y corrupto por la ignominia que suscita en él el rechazo de un Dios que lo ama.. Se experimenta soberbio, orgulloso y suficiente ante la necesidad y misericordia del Padre que lo acoge, lo perdona y lo ama hasta entregar a su hijo a una muerte de Cruz para redimirlo y ganar para él la Misericordia del Padre.

Sólo el amor es capaz de aniquilar esa macha del pecado y establecer un corazón limpio y puro que hace posible que renazca la concordia, la paz y la unidad entre todos los hombres. Esa es la máxima que Jesús pone como exigencia de su Amor y como revelación de parte de su Padre, mostrándonos esa forma de amor misericordioso que el Padre nos ofrece. Y lo hace en su Hijo, el predilecto y en el que se complace, entregándolo a una muerte de Cruz, con la cual vence al pecado, la muerte, y gana para todos los que creen en Él la Vida Eterna. Y todo de forma gratuita e incondicional.

Amar es la respuesta de Dios. Por amor nos ha creado y, también por amor, nos ofrece, por los mérito de su Hijo, la Salvación Eterna. Nos lo entrega para que tengamos una referencia clara y concreta por donde debemos ir y a quien debemos seguir. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y, siguiéndole encontraremos esa meta que se esconde dentro de nuestro corazón. 

Por lo tanto, busquemos, llamemos y pidamos esa Gracia para nunca perderlo de vista y que sea siempre la antorcha que alumbre nuestros pasos y nos dé la energía de amar con la fuerza y el estilo que nos enseña y nos da ejemplo. De esta forma venceremos al odio, la violencia y venganza, y estableceremos la paz y la fraternidad entre todos los hombres.