miércoles, 5 de febrero de 2025

EN SU PUEBLO: UN DON NADIE

La historia y la evidencia nos demuestran eso: «Nadie es profeta en su tierra». Es más, si dices algo o incluso demuestras algo eres un don nadie. Esa fue la experiencia de Jesús en su pueblo natal. En lugar de admirarse de lo que decía y hacía, se mostraban recelosos, críticos y, asombrados diciendo: ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José de Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí? Y se escandalizaban a cuenta de él.

Posiblemente a nosotros nos extrañe, pero, ¿no hacemos nosotros lo mismo, o al menos estamos tentados de hacerlo, en muchos momento y circunstancias de nuestra vida? Y, de alguna manera, ¿no somos también nosotros unos don nadie para nuestras familias, vecinos y amigos?

Hablar y anunciar a Jesús se ha convertido en muchos lugares algo prohibido hasta el extremo de ser perseguidos y peligro de muerte. Concretamente en muchos lugares de este mundo estén muriendo muchos cristianos, por defender y anunciar su fe, en estos momentos. Y todo porque nos molesta que la verdad, el amor y la misericordia de nuestro Padre Dios sea anunciada por personas sencillas, humildes que vivan y estén entre nosotros.

Buscamos lo espectacular, lo grande y heroico, y no aceptamos que desde lo sencillo y humilde venga el verdadero anuncio del Amor de Dios. Un anuncio que empezó con la anunciación a una muchacha joven, sencilla y humilde y al nacimiento de un niño en un pesebre, alejado del ruido de la urbe, en Belén.