jueves, 9 de noviembre de 2023

EL VERDADERO TEMPLO: TU CUERPO

En repetidas ocasiones he pensado y compartido mi pensamiento respecto al cuidado del cuerpo. Observo que mucha gente, sobre todos los que están en edad todavía joven, dedican un buen tiempo de su vida a cuidar su cuerpo. Los gimnasios están llenos y siempre que paso por delante de ellos me pregunto: «Está bien cuidar el cuerpo pero, ¿y el alma? Porque, el cuerpo lo tendremos durante esta vida, pero el alma será eterna. Y si perdemos – por no cuidarla – el alma, perderemos todo, cuerpo y alma.

De forma paralela podemos comparar nuestro cuerpo con el templo. No es lo que fundamentalmente tenemos que cuidar, aunque sí necesita cuidados, sino que lo verdaderamente importante es nuestra alma. Y cuidar de ella equivale a cuidar de los derechos de todo ser humano para que pueda vivir con dignidad, justicia y paz.

Eso son los templos a los que debemos prestar verdadera atención, el ser humano, dejando en un segundo plano todo lo demás que solo sirven y son medios para vivir, no para dar el verdadero culto y adoración a nuestro Padre Dios. No podemos dividir nuestros templos en mercantilismo y lugar de culto. Es decir, encender una vela al dinero y riqueza y otra a Dios. Frecuentarlo con la buena intención de cumplir, y luego dedicar el resto de nuestro tiempo a otras cosas relacionadas con nuestros intereses mercantiles y materiales.

Primero, siempre primero el Reino de Dios y luego las añadiduras temporales de este mundo que necesitamos para vivir dignamente y compartir con los que no tienen lo necesario. Dios, nuestro Padre, es Padre, valga la redundancia de todos y eso nos compromete a todos. Por tanto, debemos cuidarnos los uno a los otros. O lo que es lo mismo, amarnos tal y como nos manda el Señor.