Meditemos
serenamente y muy seriamente esta frase: «Al que tiene se le
dará, pero, al que no tiene se le quitará incluso lo que tiene»
¿Qué significa esto. Es verdad, y lo confieso, que hasta hoy no me había dado
cuenta. O dicho de otra forma, no había reparado en lo que realmente significa.
Hace un instante, al empezar a leer el Evangelio de hoy, tenía ya puesto otro
título referente a la luz, me vino a la mente este pensamiento: «Quien
rechaza la Gracia de Dios pierde todo lo que ha recibido, incluso lo que tiene».
¿Nos damos cuenta
de lo que esto significa? Jesús nos le deja muy claro: Si no dejas entrar en ti
la Gracia de Dios, el Espíritu Santo que baja a ti en tu bautismo, vas a perder
todo lo que tienes, lo que deseas y quieres: «La vida y la
felicidad». Por tanto, al que ha abierto su corazón
a la Gracia de Dios, y la tiene, por la Infinita Misericordia de Dios, a ese se
le dará Vida Eterna plena de gozo y felicidad. Pero, a los que la rechazan y se
cierran a la acción del Espíritu Santo, perderán hasta esa opción y oportunidad
que Dios le da regalándole la vida y la opción de abrirse a su Gracia. Es decir,
perderán hasta lo que tienen.
Por otro lado, recordemos que nuestra humilde y pequeñas luces – las que podamos dar – pueden alumbrar el camino a otros. Por tanto, no podemos dejarlas apagadas o ocultas donde no pueden alumbrar. La Gracia de nuestro Padre Dios es la mecha que las encienden para que sirvan de luz a otros. Y a nosotros nos corresponden dejar que esa Gracia las prenda.