jueves, 10 de agosto de 2023

UNA VIDA QUE EXIGE RENUNCIAS

No se trata de que te aborrezcas ni que odies este mundo. Dios lo ha creado para ti y para que tengas la oportunidad de, por su Gracia y Misericordia Infinita, optar a la Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad.

Por tanto, la cuestión es otra: No entregarte a los placeres y seducciones de este mundo. Y ello comporta renuncias y luchas. Renuncias, porque morir para ti y vivir para servir a los demás significa en término evangélico vivir para la eternidad y en plenitud de gozo y felicidad junto a la Gloria del Padre.

Eso lo explica Jesús en el Evangelio de hoy con el grano de trigo: (Jn 12,24-26): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el

Morir en esta vida significa vivir para siempre en la otra y verdadera. Morir en sentido estricto del servicio a los demás. Es decir, olvidarte de ti para mirar por el bien de los demás. Y es que si tenemos oportunidad de salvarnos es por el Infinito Amor Misericordioso que nuestro Padre Dios nos tiene y nos regala sin merecimiento ninguno por nuestra parte.

Se trata de no afanarnos por buscarnos a nosotros mismos ni ponernos en primer lugar. Se trata de buscar el bien poniendo al otro, sobre todo al más débil y necesitado, en primer lugar. Un bien que no significa caprichos, cosas superfluas o simplemente darse la vida, sino buscar el bien, la verdad, la belleza y la bondad sin engaños ni mentiras, buscando la justicia y tratando merecer lo que recibimos. Se trata de discernir donde está el bien, la verdad, la bondad y lo bello para ofrecerlo a quien verdaderamente lo quiera acoger y aceptar.