domingo, 10 de julio de 2022

ANDA Y HAZ TÚ LO MISMO

Lc 10,25-37

Sin lugar a duda, cuando se ama se nota. El amor es transparente y se ve su buena intención. No sólo se ve, sino que se nota sus efectos y sus consecuencias. Cuando se ama su testimonio no deja duda y manifiesta la verdad de su intención. Sin embargo, cuando la verdad va oculta, en y con segundas intenciones, el amor deja un mal sabor y huele a hipocresía y mentira.

Aquel sacerdote, igual que el levita, dejaron muy claro que su amor no era pleno sino de circunstancias y según intereses y conveniencias. Y eso, aunque no sea visto por los hombres, si lo ve Dios. La parábola del buen samaritano es una muy buena lección y descubre, de forma nítida, el corazón que es compasivo y misericordioso. Si bien, es verdad que las oraciones y peticiones que le acompaña le ayudan a crecer tanto en compasión como en misericordia.

Sin embargo, somos consciente que no solo basta orar y sostener un ritmo de piedad rutinario y perseverante, sino abrir nuestro corazón para que, lleno de la Gracia de Dios, amar hasta el extremo de ser compasivo y misericordioso como aquel samaritano.

 

―Es evidente, sin lugar a duda ―dijo Pedro. Tu relación con Dios debe apoyarse en tu relación con el prójimo de forma compasiva y misericordiosa.

―No solo tu amor es una hipocresía ―respondió Manuel― escondida en la mentira y apariencia si no se concreta en hechos que descubran y testimonien tu buena intención.

―Es verdad, el amor se nota cuando es verdadero.

―La parábola lo deja bien claro ―agregó Manuel. Fue precisamente el samaritano quien tuvo un corazón compasivo y misericordioso.

Estaba claro. La lección y enseñanza que daba Jesús con esta parábola dejaba meridianamente claro quien era nuestro prójimo. Y, precisamente, fue un samaritano, quienes no gozaban de buena relación con los judíos, el que dio su tiempo y dinero para socorrer a aquel hombre – supuestamente judío – que, fuese quien fuese necesitaba ayuda. Una ayuda que se prolonga también en el posadero que continúa su servicio y asistencia a aquel necesitado. Y también, la enseñanza del necesitado, que una vez, asistido y ayudado, debe emprender su camino.