miércoles, 16 de marzo de 2022

REVELÁNDOLES EL CAMINO DE CRUZ


Los apóstoles no entendían lo que Jesús les decía. Sus formas de ver las cosas y sus raciocinios no alcanzaban a comprender lo que Jesús les revelaba y lo que la subida a Jerusalén avecinaba. Ellos estaban en otras cosas de índole terrenal. Jesús les habla y les descubre lo que va a suceder en Jerusalén, su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero, ellos tienen otros asuntos prioritarios en sus corazones.

La madre de los hijos de Zebedeo está también pensando en otro asunto. Deducimos que, o no oye a Jesús; no le interesa o no entiende nada de lo que dice. Eso nos lleva a pensar que, también a nosotros nos puede ocurrir lo mismo. ¿Sabemos lo que significa la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús? Posiblemente, lo sepamos, pero ¿ese conocimiento nos ayuda a ser más consecuente y coherente? Quizás, la Cuaresma sea un tiempo que, si nos lo tomamos en serio, nos puede ayudar en esos menesteres. Conviene, pues, preguntarnos, ¿estamos nosotros en la misma actitud que la madre de los hijos de Zebedeo y los apóstoles? Sería bueno mirarnos interiormente y reflexionar al respecto.

Es verdad que, nosotros, a posteriori, y, precisamente, por el testimonio de los apóstoles, llevamos ventaja respecto a entender mejor las Palabras de Jesús y comprender el significado de su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero, también es posible que a muchos no le interese escuchar ni, siquiera, esforzarse en comprender. Incluso, como la madre de los hijos de Zebedeo, tengamos nuestro corazón en otros menesteres y, por supuesto, en otro mundo.

Ser primero tiene otro recorrido. Tanto la madre de los hijos de Zebedeo como lo apóstoles están en las antípodas. Buscar los primeros puestos exige y pide servir y ser último. Todo lo contrario de lo que anida en nuestros corazones. No es el camino buscar poder, riqueza y éxito. Es todo lo contrario según Palabra del Señor: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Ese es el camino, servir hasta el punto de ser esclavo del necesitado. Porque, eso es lo que hizo Jesús, amar con misericordia y humildad, dándose en servicio, por amor, a los más desfavorecidos y necesitados.