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lunes, 26 de mayo de 2025

UN TESTIMONIO DE CRUZ

El camino a recorrer es un camino de cruz. Eso significa que seremos perseguidos, odiados y martirizados hasta el extremo de nuestra propia muerte. Sufriremos el mismo camino que sufrió nuestro Señor. Precisamente, es eso lo que se está acaeciendo en nuestra propia época, hasta el punto de que podemos decir que todos los días muere algún cristiano perseguido en alguna parte.

Sin embargo, ¿qué hacemos nosotros? Pues, si queremos seguir a nuestro Señor, nuestra respuesta debe ser la misericordia, manifestada en nuestras obras, palabras y actitud de vida. Seguir a Jesús es tratar de imitarle asemejando nuestra vida a la suya. Y eso solo lo podemos realizar abiertos a la acción del Espíritu Santo. Espíritu Santo que nos promete Jesús: (Jn 15,26—16,4): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de …

Por tanto, nuestra actitud debe ser esa: abrirnos a la acción del Paráclito y, por su Gracia, vivir en la actitud de hacer la Voluntad del Padre, tal y como hizo Jesús. Eso sí, consciente de nuestras debilidades y pecados, pero, también conscientes de que estamos asistidos por la Gracia del Espíritu Santo, y unidos a Él podemos hacer que lo imposible sea posible. Amén.

sábado, 24 de mayo de 2025

NO SOMOS DE ESTE MUNDO

Nuestro objetivo no está en este mundo, y eso nos creará dificultades hasta el extremo de amenazar nuestra muerte. De ahí las persecuciones que están pasando muchos de nuestros hermanos en la fe. Seguir a Jesús nos creará muchas tribulaciones y problemas. Por eso, Él nos previene y nos lo dice: (Jn 15,18-21): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que …

La cuestión está escondida en aquellos que viven en la mentira y practican el mal para satisfacer sus egoísmos, caprichos, intereses y satisfacciones. Anteponen sus egos a todo lo que se les interpongan, incluso la vida de los demás. Manipulan la justicia y la adulteran con el fin de que sus prácticas fraudulentas y mafiosas les sean permitidas: así esconden los delitos, la malversación, la mentira … etc. ¿Acaso no lo estamos viendo y sufriendo también nosotros?

Quienes seguimos a Jesús tratamos, a pesar de nuestras debilidades y pecados, vivir en la verdad y practicar la justicia. Eso es incómodo para aquellos otros que tratan de vivir para satisfacer sus egoísmos, sus narcisismos, sus caprichos y placeres. Y, claro, sus objetivos son quitarlos del medio. Ejemplos hay muchos. Y cuando llega ese momento, al creyente sólo le queda la compañía de Jesús. Y eso basta, todo lo demás está condenado a desaparecer.

miércoles, 6 de noviembre de 2024

ATRAPADOS POR NUESTROS EGOS Y BIENES

No hay otra cuestión sino la de nuestra propia naturaleza egoísta y posesiva. Creemos que somos más fuertes y poderosos en la medida que tenemos más poder y más bienes. Creemos que nuestra valía se mide por la medida de nuestras fuerzas, poder y riquezas, y, ensimismados y cegados por esa creencia hacemos de nuestra vida un camino de egoísmos y soberbias.

Y nos equivocamos plenamente. Detrás de todo eso no hay sino vacío, tristeza y perdición. No es menester adentrarnos en explicarlo, la experiencia, nuestra propia experiencia nos lo demuestra. La felicidad que buscamos no se encuentra en las cosas de este mundo, ni tampoco en el poder, la fuerza y la riqueza. Simplemente, está en el amor. Ese amor que seamos capaces de dar en nuestra diaria relación con los demás.

Y para dar amor hay primero que recibirlo. Porque, nosotros somos mezcla de pecados, causas de nuestras propias inclinaciones, y amor, por la Gracia y semejanza con nuestro Creador, nuestro Padre Dios. En consecuencia, sólo podremos recibir amor del que es precisamente Amor, nuestro Padre Dios. Y eso nos deja meridianamente claro que sólo estando en Él podemos amar. Y para estar en Él necesitamos dejar todo lo demás, o, mejor, ponerlo siempre en función de nuestra relación con Él.  Eso nos lleva por el mismo camino que Él recorrió: un camino que termina en cruz.

viernes, 27 de septiembre de 2024

UNA META: LA CRUZ

Es evidente que lo lógico y de sentido común es cerrar los ojos y oídos ante tal cruenta propuesta. Tener como meta un camino que termina en la cruz no es de buen gusto para nadie, pero, en este caso es el camino correcto. Y Jesús, que ha venido para entregar su Vida en la Cruz, quiere que sus discípulos lo sepan. No quiere ningún seguimiento equivocado y con otro tipo de meta.

También a ti, en este caso la Iglesia, te propone lo mismo. Fiel a las enseñanzas de Jesús, su fundador, la Iglesia transmite las enseñanzas de nuestro Señor Jesús proponiendo el camino que Jesús recorrió y sufrió. Y lo propone porque ese es el mensaje de la Buena Noticia: Jesús, el Hijo de Dios, muere por todos nosotros para redimirnos y librarnos del pecado entregando su Vida en una muerte de Cruz. Y Resucita al tercer día.

Hoy, ya en el siglo XXI, el mensaje de la Buena Noticia es el mismo, y es eso lo que proponemos y anunciamos, precisamente en esta página, todos aquello que formamos la Iglesia tras recibir al Espíritu Santo, en la hora de nuestro bautismo.

domingo, 15 de septiembre de 2024

UN CAMINO DE CRUZ

También los apóstoles y, sobre todo, María, conocieron ese camino de Cruz. Jesús se los hizo saber, como también ahora, tanto su Iglesia, como el Espíritu Santo, nos lo recuerda a todos los que queremos seguirle. Seguir a Jesús es un «camino de cruz» Un camino de renuncias, de sacrificios y dolor, pero, lo más importante: «un camino de esperanza».

Una esperanza que nos promete vida eterna en plenitud de gozo y felicidad. Una esperanza que nos invita a vivir eternamente esa felicidad que tanto buscamos ahora en este mundo. Una eterna felicidad a la que verdaderamente estamos llamados. Porque, nuestro Padre Dios, nos lo anuncia el Hijo, nos ha creado para ser felices eternamente.

Por eso, Jesús no quiere imponer nada, ni tampoco hacer proselitismo. Jesús, que viene a anunciarnos la Buena Noticia, nos propone un camino. Un camino que sabe que nosotros, consciente o inconsciente, buscamos: ser felices el mayor tiempo posible. Pues bien, Jesús nos propone una felicidad eterna. Y esa debe ser nuestra meta, a pesar de que, primero, tenemos que atravesar un camino de espinas, de dolores, de penas y tristezas, de incomprensiones, de injusticias, de desprecios, de injurias…etc. En resumen, un camino de cruz.

Pero, un camino que esconde esa esperanza de llegar un día a gozar de la presencia de un Dios Padre en un Reino de verdadero Amor, Justicia y Paz. Esa es la invitación que el Señor te hace: ¿Quieres venir?

martes, 21 de mayo de 2024

NOS CUESTA MIRAR LA CRUZ DE NUESTRA PROPIA VIDA

Y hoy, después de más de dos mil años seguimos pensando de la misma manera. Hay muchos creyentes, incluso comprometidos, que no quieren oír hablar de la muerte ni tampoco del dolor. Es evidente que eso es contrario a nuestro instinto natural y que nuestra naturaleza lo repele, pero, también es más que evidente que sabemos que la puerta para ir a la Casa del Padre tiene billete de muerte. Es decir, la muerte nos abre la puerta de la Resurrección por los méritos de nuestro Señor Jesucristo e Infinita Misericordia de su Padre Dios.

Nos sentimos más inclinados a buscar seguridades, puestos de relevancia y prestigio y nos olvidamos de que nuestro camino es un camino de abnegación, de darnos, de dolor en muchos momentos y de muerte. Porque, la única manera de ir a la Gloria junto al Señor es darnos en amor misericordiosamente como se nos ha dado el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Nuestro Señor se cansó de decírnoslo, de explicarnos su Camino, su Verdad y su Vida, Se les estuvo apareciendo cuarenta días para mostrarle que lo que les había dicho era cierto. Y, ya al final, nos ha enviado el Paráclito, para que termine de decirnos y alumbrarnos todo lo que nos falta por saber y experimentar. Pero, una cosa es muy necesaria, la Paz. Necesitamos estar en paz para que el Espíritu Santo haga morada en nosotros. Porque sin Paz no viene ni puede entrar en nosotros.

La mala noticia es que tardamos mucho, y perdemos muchos tiempo en cosas superfluas y corruptas para darnos cuenta y entender la Palabra que Jesús nos regala cada día. La Eucaristía es un regalo que no tiene precio y en donde podemos encontrarnos con Jesús real y directamente. ¡No lo dudes!, y pídeselo al Espíritu Santo.

La Buena Noticia es que Jesús no se cansa de alumbrarnos, de explicarnos, de enviarnos al Espíritu Santo. Estuvo con los apóstoles, en su paso por este mundo hasta el final. Y, ya Resucitado, sigue estando con nosotros hasta el final de nuestra vida en la Eucaristía y dentro de todo aquel que cree en su Palabra y le abre su corazón. ¡Aprovechemos el tiempo de nuestra vida terrenal!

sábado, 4 de mayo de 2024

SU PALABRA ES COHERENTE CON SU VIDA

Normalmente sucede que los lideres no están en consonancia con sus palabras. Dicen lo que después frecuentemente no hacen. O al menos no hacen tal como dicen. Son líderes de barro y defraudan a su escuchantes y seguidores. Eso, lo sabemos, está a la vista de todos y todos – valga la redundancia – lo hemos comprobado y experimentado.

No es de extrañar, por tanto, que Jesús, que cumple su Palabra, avise a los que le escuchan y le siguen de que el camino es duro, difícil y muy molesto. Él lo ha recorrido primero y ha experimentado eso que dice ahora a los que le siguen. Sus palabras son estas: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado».

Sobran mis humildes palabras, pues más claro no se puede decir. Avisados, pues, estamos y no nos extrañe que venga sobre nosotros días de pena, de tristeza y de sufrimiento. Pero no perdamos de vista que el final será la Gloria Eterna porque, como Jesús, en Él resucitaremos y venceremos.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

UN CAMINO DE CRUZ JUNTO A JESÚS

La cruz de tu propia vida, porque todos tenemos cruz, no podrás llevarla tu solo. Su peso es superior a tus propias fuerzas. Necesita al Espíritu Santo para que puedas soportarla y darle el verdadero sentido que te permita avanzar con gozo y alegría en el camino de tu propia vida.

Tu verdadera cruz te invita a renunciar a todo. Es decir, a perder tu vida, no la verdadera y eterna, sino la de este mundo. ¿Eso que significa? Significa avanzar en tu vida poniéndote en el último lugar. O sea, olvidarte de ti para pensar en el bien del otro. Un bien que realmente necesite y que le sea imprescindible para vivir.

Es, por tanto, más que imprescindible discernir cada paso que demos en nuestra vida. Siempre y primero contando con el Espíritu Santo. Él camina contigo y te va indicando la vereda, la acción y lo que debes hacer en cada momento. Indudablemente, eso exige escucha, atención y discernimiento. Un discernimiento a la luz del Espíritu Santo. Y experimentaremos que muchas veces el camino y la acción que nos señala y es la correcta nos hunde el hombro y casi nos dobla la espalda, pero es soportable y se puede.

La Voluntad de Dios no es la nuestra, pero, a diferencia de la nuestra, sí es la Buena. Lo que Dios quiere para cada uno de sus hijos, pues es nuestro Padre, es lo mejor y lo que realmente nos conviene y nos hace felices. Seguirle y hacer lo que nos manda será siempre, a pesar de ser camino de cruz, lo mejor y más conveniente. Para eso nos ha creado, para que seamos felices eternamente.

lunes, 21 de agosto de 2023

SOLO HAY UNA DIRECCIÓN Y SIN ATAJOS. SIMPLEMENTE, SEGUIR A JESÚS.

Sin darnos cuenta buscamos caminos más suaves que el de la cruz, o, simplemente, algún atajo que me haga el camino más llevadero a mi manera. Una y mil veces damos en la misma piedra. Solo hay un camino para seguir a Jesús, y quien quiera seguirlo debe de tomar su cruz y ponerse a caminar detrás de Él. No hay otro camino ni atajos ni otras soluciones. Solo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

El problema está, como si de un virus se tratara, en nosotros. Queremos buscar un camino más suave desoyendo al Señor. Quizás eso fue lo que le ocurrió a aquel muchacho rico. Nos sentimos seducidos por la comodidad, el dinero, poder, placeres…etc. No queremos tomar la cruz que nos ha tocado en este camino mundanal y, cargando con ella seguir al Señor.

Sin embargo, Jesús, nuestro Señor obedece a su Padre y toma la Cruz de su Vida entregándola para nuestra salvación. Y nosotros si queremos seguirle tendremos que hacer lo mismo. Ese es el camino señalado y el que tenemos que recorrer. Pero sin olvidar que no lo hacemos solos. Tenemos junto a nosotros, y que nos acompaña en todo momento, al Espíritu Santo. Él nos fortalecerá, nos alumbrará, nos revelará la Palabra y el camino por donde debemos de ir. Nos indicará lo que tendremos que hacer dándonos paciencia, fortaleza y sabiduría para entenderlo, vivirlo y cumplirlo.

Hay algo mucho más gozoso y hermoso que tenemos que descubrir y mirar. Más que cumplir es estar con Jesús. Con Él todo será diferente y el cumplimiento de sus preceptos ni lo notaremos ni serán una carga. Con y en Él todo será gozo, alegría y, sobre todo, esperanza de un mundo nuevo en gozo, verdad, bondad y belleza.

lunes, 17 de julio de 2023

SEGUIR A JESÚS ORIGINA TROPIEZOS DESDE LA MISMA FAMILIA Y EXIGE CARGAR CON TU CRUZ.

Es evidente, el camino que nos señala Jesús claramente es un camino de cruz. La cruz que supone no estar de acuerdo con muchos de tu familia; la cruz de tenerte que ver hasta el extremo de ser excluido por tu propia familia; la cruz de experimentar rechazos por aquellos que son tus propios amigos.

Y el hecho de poner tu seguimiento a Jesús por detrás de la reconciliación con tu familia y amigos a los que Jesús les molesta, te excluye a ti también de ser seguidor de Jesús. Nada está antes que Él, porque de Él nace tu fortaleza, tu misericordia, tu humildad para reconciliarte, perdonar y amar a tu familia y a los demás. Dejar a Jesús en un segundo plano significa que también te será imposible reconciliarte con aquellos que piensan diferente a ti.

Nos puede ayudar saber que nuestra recompensa no está en este mundo pero sí en el otro. Jesús nos anima cuando nos lo dice muy claro: (Mt 10,34--11,1): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he… Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».

Tengamos este pensamiento incrustado en el centro de nuestro corazón. Nos puede ayudar desde nuestra manera racional y humana de ver las cosas. Pero, sobre todo, nos ayuda desde experimentar que cuando actuamos así sentimos gozo y satisfacción. Es la buena señal de que actuamos con amor gratuito y desinteresado. Lo que realmente, desde nuestra condición humana, esperamos – ese vaso de agua – nos vendrá dado por la Infinita Bondad y Misericordia de nuestro Padre Dios.

viernes, 5 de mayo de 2023

UN CAMINO DIFÍCIL Y NO APETECIBLE, PERO UN CAMINO QUE SE VUELVE Y LLENA DE ESPERANZA, GOZO Y FELICIDAD.

No es natural ni lógico elegir un camino complicado, difícil y duro. Si te dan a elegir prefieres un camino más factible, cómodo o, al menos, no tan complicado. Es lo natural, sin embargo el camino que nos presenta Jesús se aleja de esas coordenadas. Es un camino de servicio y de entrega, incluso a los enemigos. Es un camino que lo exige todo hasta el extremo de dar tu vida si es necesario. Realmente es difícil aceptarlo desde nuestra naturaleza humana.

Por eso, Jesús que lo sabe, nos habla hoy de algo que nos llena plenamente y nos alegra el corazón: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.

La realidad es que nuestro corazón está predispuesto a turbarse. Nos ocurre a muchos, por no decir a todos, y Jesús sabiendo lo que nos pasa nos anima a seguirle y a creer en Él. No hay otra alternativa, creer y fiarse de su Palabra o mirar al mundo. Y en ese mirar al mundo experimentamos que nuestro camino va enfilado al precipicio. Un mundo de mentiras, de falsedades, de traiciones, de deseos de poder, de riquezas y de placer. Pero, tras ese periodo, en el mejor de los casos, ¿qué nos espera? Esa es la cuestión.

La Palabra de Jesús nos da esperanza y nos promete que, si creemos en Él, estaremos donde Él esté. Y eso no es sino la Gloria y el gozo de ser felices eternamente. ¿Por qué creer en Él? Sencillamente, porque ha vencido a la muerte y ha Resucitado. ¿Nos parece poco? Si Él ha Resucitado también lo haremos nosotros para así poder estar con Él en ese lugar que nos prepara.

jueves, 23 de febrero de 2023

INVITADOS A SEGUIRLE LIBREMENTE CARGANDO CON NUESTRA CRUZ DE CADA DÍA

Lc 9, 22-25

Esa es la propuesta, toma tu cruz de cada día y sígueme. No hay otra ni otro camino. El camino al que invita Jesús es un camino con cruz. La cruz de la conversión de tu propio corazón; la cruz de vencer tu soberbia; la cruz de amar a tus amigos y enemigos; la cruz de buscar, día a día, la perfección en el amor y las diversas cruces que se irán cruzando cada día en tu camino siguiéndole. Porque, es Él el Camino, la Verdad y la Vida.

La historia está descubierta, son sus propias Palabras las que la revela: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Esa es la cuestión y las circunstancias por las que también nosotros hemos de pasar. Seguirle es tomar el mismo camino. Es verdad y cierto que el nuestro será diferente en el contenido pero igual en la sustancia: cruz, dolor y amor.

Posiblemente todo será en la medida de nuestras fuerzas. Hemos dicho que el Señor no nos dará lo que no podamos soportar y asumir. Pero no nos libraremos de, por la Gracia de Dios, redimirnos de nuestros pecados aportando nuestro humilde y pequeño esfuerzo que Dios ha dejado para nuestra colaboración dándonos el don de la libertad. Eso pasa por tomar nuestra cruz y seguirle confiando y creyendo en su Palabra.

lunes, 26 de diciembre de 2022

EL MARTIRIO, SIEMPRE PRESENTE

Cuando hablamos de cruces, entre otras hablamos del martirio. Hoy la Iglesia celebra el martirio de San Esteban, el protomártir y desde él hasta nuestros días la Iglesia presenta y venera a muchos mártires que han llegado, por la Gracia de Dios, a ofrecer sus vidas por dar prioridad a la Voluntad de Dios.

Es evidente, y no lo escondió Jesús ni tampoco lo hace la Iglesia, que seguir a Jesús trae consecuencias de dolor y martirio hasta el extremo de entregar la vida. La historia de la Iglesia está bien repleta de mártires y, por la Gracia de Dios, de muchos testimonios que nos llenan de esperanza, gozo y felicidad.

El camino a pesar de dolor, sufrimientos y, también alegrías, está lleno de dificultades y problemas. A veces irresolubles y otras salvables pero siempre con dificultad, esfuerzo y empeño. Sin embargo acompañados de alegría, gozo y esperanza. La esperanza de sabernos salvados eternamente y de que llegará ese día soñado de compartir esa Gloria y lugar que Jesús ya nos ha prometido y ha preparado para nosotros de manera gozosa y eterna.

Vivir con esa esperanza y promesa, que en Jesús siempre se cumple, nos llena de alegría, de motivación, de gozo y esperanza. ¿Y es que se puede esperar y desear algo mejor? Buscamos la felicidad y Jesús, el Señor, nos la ha prometido. Una felicidad plena y eterna. Por tanto, acojamos con verdadero deseo y esperanza ese camino que seguir a Jesús nos señala porque en él se esconde esa felicidad plena y eterna que buscamos.

miércoles, 16 de marzo de 2022

REVELÁNDOLES EL CAMINO DE CRUZ


Los apóstoles no entendían lo que Jesús les decía. Sus formas de ver las cosas y sus raciocinios no alcanzaban a comprender lo que Jesús les revelaba y lo que la subida a Jerusalén avecinaba. Ellos estaban en otras cosas de índole terrenal. Jesús les habla y les descubre lo que va a suceder en Jerusalén, su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero, ellos tienen otros asuntos prioritarios en sus corazones.

La madre de los hijos de Zebedeo está también pensando en otro asunto. Deducimos que, o no oye a Jesús; no le interesa o no entiende nada de lo que dice. Eso nos lleva a pensar que, también a nosotros nos puede ocurrir lo mismo. ¿Sabemos lo que significa la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús? Posiblemente, lo sepamos, pero ¿ese conocimiento nos ayuda a ser más consecuente y coherente? Quizás, la Cuaresma sea un tiempo que, si nos lo tomamos en serio, nos puede ayudar en esos menesteres. Conviene, pues, preguntarnos, ¿estamos nosotros en la misma actitud que la madre de los hijos de Zebedeo y los apóstoles? Sería bueno mirarnos interiormente y reflexionar al respecto.

Es verdad que, nosotros, a posteriori, y, precisamente, por el testimonio de los apóstoles, llevamos ventaja respecto a entender mejor las Palabras de Jesús y comprender el significado de su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero, también es posible que a muchos no le interese escuchar ni, siquiera, esforzarse en comprender. Incluso, como la madre de los hijos de Zebedeo, tengamos nuestro corazón en otros menesteres y, por supuesto, en otro mundo.

Ser primero tiene otro recorrido. Tanto la madre de los hijos de Zebedeo como lo apóstoles están en las antípodas. Buscar los primeros puestos exige y pide servir y ser último. Todo lo contrario de lo que anida en nuestros corazones. No es el camino buscar poder, riqueza y éxito. Es todo lo contrario según Palabra del Señor: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Ese es el camino, servir hasta el punto de ser esclavo del necesitado. Porque, eso es lo que hizo Jesús, amar con misericordia y humildad, dándose en servicio, por amor, a los más desfavorecidos y necesitados.

 

domingo, 19 de septiembre de 2021

JESÚS ENSÉÑA EL CAMINO HACIA LA CRUZ

Mc 9,30-37

No debemos ni podemos engañarnos, la cruz es nuestra muleta en el camino. Es en ella donde podemos y debemos apoyarnos abrazados a Cristo. Es la única forma de amar, a pesar de recibir mal por bien. Pero, no tengamos miedo por eso porque vamos con el Señor y en Él encontraremos fortaleza, firmeza y hasta el gozo de entregar nuestra vida por amor.

Esa es la experiencia de Jesús. Hoy la quiere compartir con sus apóstoles y les va instruyendo por el camino. No quiere que se distraigan ni que se enteren que anda por ahí. Quiere comunicar a sus discípulos lo que va a suceder pronto. Sin embargo, ellos andan distraídos en otros menesteres y discuten sobre lo que en este momento centra y vive en sus corazones.

Posiblemente a nosotros nos suceda algo parecido. Todavía no estamos seguros a donde vamos ni a quien seguimos. Y muchos, como yo, andamos entrado ya en años. Sí, estamos en la Iglesia y tenemos una ruta de piedad y prácticas, pero, nos preguntamos, ¿realmente estoy en la línea que Jesús me ha señalado? ¿Miro a la Cruz y la abrazo tal y como hizo Jesús? ¿O le sigo según la ruta que yo mismo me he trazado? Ahí están los interrogantes a los que, auxiliado y asistido con el Espíritu Santo, debemos responder cada cual desde sus posibilidades, dones recibidos y fe.

Y, por supuesto, abrirnos a crecer y acrecentar nuestra disponibilidad y entrega a ese camino de cruz que Jesús nos descubre, vive en su propia Persona y quiere compartir con nosotros. Porque, nuestra verdadera salvación se esconde tras la Cruz.

jueves, 29 de octubre de 2020

DESTINO Y PROFETA


En la hora de tu bautismo has quedado revestido y configurado como sacerdote, profeta y rey. ¿Qué quiere decir eso? Sacerdote: Es un sacerdocio común de los fieles, por el cual todos estamos llamados a la perfección de la santidad, se ejerce a través de la oración, la ofrenda de sí mismo, el testimonio que se da de Cristo. Se alimenta y se expresa en la participación de los sacramentos. Profeta: Dar testimonio de Cristo con el ejemplo de nuestra vida y las obras de nuestro amor. Rey: Abajarse con verdadera humildad a servir, como Cristo, vino a servir.

Pero, para conocer tu destino necesitas primero descubrir tu condición de profeta que te ha sido dada en tu bautismo. Ese es tu compromiso que, conociéndolo, no pararás hasta llegar a él. El compromiso de anunciar y dar testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios y que con su muerte y Resurrección ha pagado el rescate que nos devuelve la dignidad de hijos y, por la Misericordia del Padre, la Vida Eterna.

Así lo supo Jesús y ante las amenazas de Herodes no se amedrantó y se enfrentó a las dificultades del camino. Conocía perfectamente su Misión y la Voluntad de su Padre y, aunque la subida a Jerusalén suponía una amenaza de muerte nada le detuvo, pues esa era la Voluntad de su Padre.

¿Conocemos nosotros la Voluntad del Padre? ¿Sabemos qué, cómo y a dónde debemos llegar? Y, mejor, ¿estamos dispuestos a llegar hasta el final de nuestro destino? Esa es la cuestión que tenemos que tener presente durante el camino de nuestra vida. 

domingo, 30 de agosto de 2020

EL CAMINO ES LA CRUZ

Del Santo Evangelio según San Mateo 16, 21-27. "Aquel que quiera ir  conmigo" Ciclo A. Domingo 22 del Tiempo Ordinari… | Evangelio, Tiempo  ordinario, Palabra de dios
Mt 16,21-27
Imaginar otro camino es una utopía. Si es verdad que puedes desear otro camino, pues la cruz no gusta a nadie. No fue Jesús deseoso a la cruz aunque eso no contradice su voluntariedad. Sucede lo mismo cuando un padre o madre están dispuestos a sufrir, incluso entregar su vida por la de sus hijos. La cruz no es un camino deseado, pero, es la cruz realmente la que salva por verdadero amor.

Porque, el camino de la cruz está regado y recorrido por amor. No hay otro motivo que pueda moverte, valga la redundancia, a entregar tu vida en la cruz. Por amor hemos sido creados y salvados. Por tanto, seguir a Jesús es experimentar sabernos amados. Por amor hemos sido creados; por amor somos salvados y  por amor, Jesús, entregó su Vida en la Cruz para rescatar la nuestra para la Vida Eterna.

Los apóstoles se escandalizaron al conocer, del mismo Jesús, que tenía que padecer y entregar su Vida en la Cruz. Ellos no podían entenderlo, ni tampoco nosotros hoy. ¿Cómo es posible que Jesús, el Señor, que tanto bien había hecho, pudiese ser tratado como un delincuente y condenado a morir crucificado? Sin embargo, Jesús lo dejó muy claro, su mesianismo no es político ni de triunfo, sino de servicio. Es una vida entregada a la verdad y al servicio por amor.

Ahora, ¿cuál es nuestro planteamiento? ¿Seguir a Jesús? ¿Abrazar la Cruz porque sí? Nada de eso, se trata de abrazarla por amor a Jesús y de, correspondiendo a ese Amor recibido, entregar mi vida por Jesús al servicio de los hombres.

jueves, 6 de agosto de 2020

TABOR

Padre Luis Zazano - Evangelio del Día Mateo 17, 1-9 - YouTube en ...
Hay muchos momentos de nuestra vida que nos sentimos pletóricos, optimistas y esperanzados. Experimentamos, con gozosa alegría una esperanza de paz y felicidad que llena plenamente todos esos momentos de nuestra vida. Es como si experimentáramos un Tabor dentro de nuestro corazón que nos llena de fortaleza y esperanza para comenzar de nuevo el camino.

Sin embargo, como si de una nube se tratara, también en instantes desaparece y se presenta de nuevo la realidad. La vida vuelve y se hace presente en su normalidad de cada día. Despertamos con los mismos problemas, las mismas luchas y las mismas tentaciones. Experimentamos que hemos bajado de nuevo la montaña y el camino nos desafía de nuevo.

Cada día es parte de ese tabor y de esa cruz con la que tengo que cargar. Ese tabor en el que tengo que poner todas mis esperanzas y esa cruz - mi cruz - con la que tengo que cargar sobre mis espaldas. El tabor - mi tabor - representa la esperanza que me da firmeza, sostén y fortaleza para seguir hacia delante, para confiar y creer en la Palabra del Señor, y, para, sobre todo, no perder de vista la meta y el final del camino de mi cruz.

Es muy importante tener delante de mis ojos y en el centro de mi corazón la experiencia y esperanza de mis tabores donde Jesús, el Señor, me ha tocado o lo he sentido cerca de mí y se me ha manifestado como un sentimiento de esperanza o una luz que me alumbra el camino a seguir. No perdamos esa visión que fortalece mi camino y anima mi vida a seguir hacia delante.

domingo, 5 de abril de 2020

APARIENCIAS DE ENTRADA TRIUNFAL O TRIUNFALISMO

Templo – Página 2 – Alcalá Pbro. Mis Meditaciones las comparto ...
Mt 26,14—27,66
Podemos quedarnos en el entusiasmo del domingo de Ramos, pero, nos equivocamos, porque el triunfo de Jesús no se apoya en ese entusiasmo falso basado en el poder y la fuerza, sino en la Cruz. A los pocos días ese entusiasmo hipócrita se convirtió en acusación. No buscaban la paz y el amor que ofreció Jesús, sino el poder y la fuerza. Y la ilusión que muchos tenían no la encontraban en Jesús, porque, su Reino, lo dijo el mismo Jesús, es un Reino de Amor, de Justicia y de Paz.

También nosotros nos equivocamos si buscamos un Reino cómodo, con un pie en el mundo y otro en la Iglesia. Un Reino que se acomode a nuestras apetencias y comodidades. Eso que solemos decir de un pie en el mundo y otro en la Iglesia. Sabemos ya, advertidos por Jesús, que no podemos estar de acuerdo y servir a dos señores. Es decir, no podemos estar con un pie en el mundo y otro para las cosas de Dios, porque, primero, Dios está en todas las cosas y todas las cosas son de Dios; segundo, nuestro único camino es el de Dios, porque, quieras o no, tu vida terminará en Dios. Has salido de Él y en Él terminarás.

Jesús nos salva entregando su Vida en la Cruz, y ese es el camino que Él nos señala. Porque, sus discípulos y seguidores harán y sufrirán el mismo camino que el padeció. No hay otro camino que la Cruz. Un camino de obediencia, de entrega plena, de servicio y de sufrimiento por amor. El triunfo sale y se esconde en esa entrega de Cruz. Por lo tanto, no busquemos triunfos artificiales ni espejismo de ilusiones. La felicidad está escondida en la entrega por amor que termina en la Cruz. 

Así lo descubrió y entendió nuestra Madre María, la Madre que le siguió, que fue su primera discípula, que fue obediente hasta el final y que se mantuvo firme y llena de esperanza al pie de la Cruz.

jueves, 27 de febrero de 2020

LA CRUZ VIENE POR SÍ SOLA

Resultado de imagen de Lc 9,22-25
Lc 9,22-25
La vida es una cruz, solemos decir en muchos momentos determinados de nuestra vida. Y es que las cruces vienen solas: enemistades, enfermedades, adversidades, tormentas...etc. No hay necesidad de buscar cruces, la vida misma te las da en la medida que tratas de ser fiel a Jesús y, por tanto, estar abierto al bien, al servicio en la verdad y la justicia. Todo se complica a la hora de amar.

Jesús nos lo enseña con su vida y sus obras. No necesitamos complicarnos la vida, sino vivir fiel a sus enseñanzas y las cruces aparecen en la cotidianidad de cada día. Ser cristiano no es cuestión de dar la cara en momentos determinados de persecución o martirio, que lo es, y está bien, sino de ser fiel a las enseñanzas de Jesús cada instante de tu vida. La cruz no se busca ni se inventa, sino que aparece en tu vida cuando te planteas vivir fiel a la Palabra de Jesús, porque ello te exige estar disponible y entregado al servicio y a las necesidades de los demás.

El corazón se te encoje y te duele con cada cristiano perseguido y amenazado de muerte en muchas partes del mundo en este momento. El corazón se te parte cuando sabes que hay mucha gente, sobre todo niños que sufre y padecen hambre. Sufrir y rezar por ellos, aparte de hacer lo que puedes desde la distancia es aceptar esa cruz donde todos nos añadimos a la de Jesús. 

Y esas son otras cruces que nos vienen impuestas por aquellos que quieren acallar y expulsar la Palabra de Dios del corazón de los hombres. De aquellos que quieren imponer su pensamiento y quitarnos la libertad de creer en la Palabra de Dios. Por lo tanto, asumimos que las cruces nos vienen por la vida misma y por todos aquellos a los que les molesta la Palabra de Dios.