Marcos 6, 34-44 |
Oigo dentro de mis oídos esta frase: ¿qué regalan aquí? Cuando vemos mucha gente reunida y expectante a la escucha de alguien, inmediatamente nos preguntamos qué es lo que dan. Porque nuestra cabeza nos dice eso, no se da nada gratis, y todo tiene un valor.
Muchos somos movidos por ese interés, el de buscar algo gratis. Las gangas siempre han interesado a las mayorías, y ese interés les induce a moverse. Obviando esa intención, Jesús aprovecha para enseñar a todo aquel que le sigue, y su preocupación, pasado el tiempo, le lleva a preocuparse e interesarse por alimentarle también materialmente.
No solo busca la paz y el alimento del alma, sino que también alimenta el cuerpo. Nos enseña a preocuparnos de forma integral con todos los hombres. Buscarle a Él es buscar que todos los hombres vivan con lo indispensable y necesario para vivir. Y para eso se necesita cambiar el corazón. De un corazón que no da nada gratis, a un corazón que comparte y se da.
De criterios humanos que exigen y conllevan intercambios y contraprestaciones, a criterios divinos de gratuidad y servicios por amor. Sin lugar a duda que el mundo se vería diferente, y, ahora, posiblemente no estaríamos hablando de crisis económica sino de paz y justicia, y de convivencia plena donde todos tenemos lo suficiente para vivir dignamente.