lunes, 27 de junio de 2022

¡SALVADOS!

 
¡Estamos salvados, eso no es una quimera sino una realidad! Uno, más grande que nosotros e Hijo de Dios, ha pagado por todos nosotros y su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección han alcanzado la Misericordia de Dios Padre, rescatándonos de la esclavitud del pecado y dándonos la posibilidad de, por y con su Gracia, regresar, como hijo pródigo, a la Casa del Padre.

Jesús, el Hijo de Dios, ha bajado a este mundo, y lo ha hecho para anunciarnos que Dios Padre nos quiere. Viene de parte del Padre, a y con quien se siente muy unido hasta el punto de comunicarnos y transmitirnos todo lo que del Padre ha recibido. Y nos anuncia que, quienes crean en Él lo harán también en el Padre. Y, en consecuencia, tendremos vida eterna plena de gozo y felicidad. Por lo tanto, creamos con gozo y alegría que verdaderamente estamos salvados por el Amor Misericordioso e Infinito de nuestro Padre Dios.

 

―Es un misterio inalcanzable para nuestra mente ―dijo Pedro―. Inalcanzable hasta el punto de que no podemos entenderlo ni explicárnoslo. Simplemente, creerlo.

―Evidentemente ―afirmó Manuel―. No nos damos cuenta del Tesoro que tenemos en Jesús – Rostro del Padre – que, no sólo nos anuncia el Amor Misericordioso de su Padre, sino que da su Vida para salvar la nuestra. ¿Se puede entender esto?

―Tomar conciencia de que estamos salvados y que todo ha sido puesto en nuestras manos es el mayor Tesoro que podamos encontrar. Y no está lejos. Es más, está dentro de cada uno de nosotros, en lo más profundo y recóndito de nuestro corazón. Simplemente, dejar escapar todo ese amor que, semejante al de Dios Padre, ha sido puesto en él por la mano de Dios.

―¿Amor dices ―respondió Pedro.

―Sí, Pedro. Amar es todo lo que necesitamos. Ese amor que, sembrado y cultivado en nuestro corazón, dará esos frutos de amor que, semejantes al Amor de Dios, indudablemente, por su Gracia, nos darán esa felicidad y vida eterna que buscamos.

 

Todo estaba dicho, no hay que preocuparse por las cosas de este mundo. En él no está lo que buscamos, ni a él pertenecemos. Ni nada ganaremos ni, tampoco, perderemos afanándonos y dejándonos seducir por las cosas de aquí abajo. Solo importa lo de arriba y eso está todo contenido en el amor. Pues, por Amor somos salvados, y, con y por amor, nos salvaremos. Y, observemos, el anuncio que nos trae Jesús, el Hijo de Dios, es simplemente amarnos como Él nos ama.

«Ambos amigos se congratulaban y pensaban que la conclusión a la que habían llegado era la verdadera. Y lo notaban al sentir interiormente gran gozo y alegría.