martes, 17 de abril de 2012

JESÚS NOS HABLA CON SÍMBOLOS

(Jn 3, 7-15) ... extraño encuentro de Jesús con un...

Y creo que este puede ser uno, nacer del agua y del Espíritu. Nicodemo no lo entiende, porque está, quizás, apegado al concepto nacimiento. ¿Cómo puede nacer uno de nuevo? ¿Acaso puede meterse de nuevo en el vientre de su madre y volver a nacer?

Me parece un ejemplo real y práctico de nuestras Nupcias de Dios. Nuestra razón no nos deja ver más allá de ella, y no entendemos la actuación de Dios en la creación. El símbolo del agua y el Espíritu significa el cambio que se origina en nuestra vida una vez producido el encuentro.

No puede haber verdadero encuentro si no ha hecho efecto en el nuevo nacimiento a la nueva vida. La vida que está dirigida por el Espíritu Santo, y que nos lleva a actuar con la misma actitud de Jesús. Una vida donde impera la compasión, la dignidad de la persona humana, y el perdón. Una vida empapada y desbordada por el amor en su significación más profunda.

Una vez más, el símbolo nos viene dado desde arriba para significar de forma natural y trascendente la realidad del cambio de vida que tiene lugar cuando nos encontramos con Jesús. Sin un "volver a nacer" a la vida de la Gracia, no podemos alcanzar la salvación.

"El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va". Nos muestra cómo solo en Manos del Espíritu Santo podemos encontrar el camino que nos conduce a la salvación.