lunes, 3 de febrero de 2025

UN ENCUENTRO CON JESÚS CAMBIA NUESTRA VIDA

La experiencia nos va descubriendo la verdadera realidad de la vida. Sabemos que por muy bien que hagas las cosas, la vida te presentará tempestades, contratiempos y tormentas con las que sólo podrás someterte y esperar. Pero, la pregunta viene enseguida a la mente, ¿en quién esperas?

Porque para el creyente la esperanza está puesta en Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios que viene precisamente a eso, a liberarte. A liberarte de todo aquello que te somete: tus propios afanes, tus pasiones, tu envidia, tu orgullo, tu soberbia, tu ansías de riquezas, de poder, de ser más fuerte e inteligente que el otro, de tu ensimismado narcisismo que te lleva a hacer de la mentira tu forma de vida, sin saber respetar ni querer, de … Podemos añadir un largo etcétera y siempre encontraríamos un sometimiento más. Quien realmente encuentra a Jesús, disipas sus dudas, y siente que es eso lo que buscaba, lo que esperaba y lo que responde a sus aspiraciones más auténticas.

Precisamente, Jesús nos dice que viene a liberar a los cautivos, y, por mucho que disimulemos, tú y yo lo somos. Por tanto, encontrarnos con Jesús siempre será liberador. Y es de eso concretamente de lo que trata el Evangelio que leemos hoy: (Mc 5,1-20): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni …

Un hombre, sometido por un espíritu inmundo, se encuentra con Jesús, y el resultado es la paz y la serenidad; la cordura y el sentido común; la liberación y el anuncio de esa Buena Noticia que trae Jesús. Porque, sólo la Verdad (Jesús) nos hará libre, Jn 8, 31-42.