domingo, 24 de marzo de 2024

SIEMPRE SE ENCIENDE UNA LUZ - Domingo de Ramos -

A pesar de la tragedia y de la Pasión que Jesús padece, aceptándola libremente, el mal se ve denunciado por la bondad del corazón humano. Hay un sentimiento de esperanza y, sobre todo, de confianza. Llega la luz y entra por alguna rendija dentro de nuestro corazón. Hay testigos que se identifican con el dolor de Jesús y se compadecen: Simón de Cirene; el centurión, que saca de sí una auténtica profesión de fe; María Magdalena, José se Arimatea y otros.

El mal, aunque aparentemente parece el vencedor, queda en entredicho y no logra disipar el bien. El amor está presente y se fortalece en la Cruz. Jesús, aparentemente derrotado, condenado y muerto en la Cruz, deja la huella viva de su Amor Misericordioso que Resucita y triunfa. Desde ese momento la Cruz se hace signo de salvación para todos los que confían y creen el Jesús de Nazaret, Hijo de Dios Vivo. Y también, nuestras cruces, podemos convertirla en dones del amor de Dios misericordioso con las que nos unimos a su Pasión, muerte y Resurrección.

La Pasión es la historia de salvación que Xto. Jesús, nuestro Señor, acepta libre y voluntariamente para, entregando su Vida, rescatarnos y liberarnos de la esclavitud del pecado. Y, por otro lado, es también la historia de tu propia pasión:  la cruz de tu propia vida que deberás, por la confianza en tu Padre Dios, aceptar libremente y cargar con ella hasta tu partida hacia la Casa del Padre.