miércoles, 12 de diciembre de 2018

LA NECESIDAD DEL DESCANSO

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Mt 11,28-30
El descanso es necesario. Necesitamos dormir al menos ocho horas, pero también a hacer un alto en camino cada día en las tareas cotidianas y el trabajo diario. La fatiga nubla nuestras capacidades y necesitamos reponernos para emprender la labor. Sin embargo, hay un cansancio mucho más peligroso que la fatiga física de nuestro cuerpo y también la mental.

Puesto sobre la mesa la necesidad del descanso, el Señor, que nos conoces mejor que nosotros mismos, se ofrece como descanso de todas nuestras fatigas y cansancios corporales, pero, de forma especial sobre el cansancio que nos tienta a abandonar el camino; del cansancio que nos nubla el sentido de nuestra vida; del cansancio psiquico, espiritual que nos hace perder la paz. El cansancio que nos tienta a dejar de perseverar en la presencia del Señor.

A ese cansancio, sin dejar el otro del que hablabamos al principio, es al que se refiere Jesús. Este cansancio rutinario, de abandono, de sin sentido, de esperanza, de desespero al no ver frutos y de tantas cosas más. Jesús te dice: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».