lunes, 20 de marzo de 2023

JOSÉ, OBEDIENTE AL ESPÍRITU SANTO

A la hora de nuestro bautizo hemos recibido al Espíritu Santo. Ese Espíritu Santo, tercera Persona de la Santísima Trinidad, que nos acompañará, queramos o no, durante todo el recorrido de nuestra vida. Podrás creerlo o no, pero nuestra madre la Iglesia nos lo ha anunciado, enseñado y transmitido. Otra cosa es tu respuesta y, en consecuencia, abras tu corazón a la acción de ese Espíritu Santo que nos acompaña para asistirnos, auxiliarnos y fortalecernos en el camino correcto al que somos llamados y para el cual hemos sido creados:  alcanzar la Misericordia de nuestro Padre Dios y la, junto a Él, felicidad eterna.

Eso es lo que realmente hizo José, abrir su corazón al Espíritu Santo y obedecer. Creer lo que le iluminó y actuar en consecuencia. Sabemos que fue lo que hizo, y también sabemos que poco o casi nada dijo. La Biblia solo nos revela su conducta y su forma de actuar, pero deja bien claro, tras las acciones de la María y, posteriormente Jesús, su hijo adoptivo, que fue un buen padre ejemplar e hizo la Voluntad de Dios.

Ante esta actitud de San José podemos tratar de mirarnos y preguntarnos: ¿Qué hacemos nosotros en nuestras familias? No con la intención de emularlo o de hacer lo mismo, sino con la actitud de, abiertos también a la acción del Espíritu Santo, tratar de escuchar lo que Dios quiere de cada uno de nosotros. Y desde nuestra humildad y reconocimiento de nuestra pobreza, esforzarnos en ponernos, como San José, en manos del Espíritu Santo para hacer la Voluntad de lo que Dios quiere para cada uno de nosotros.

Evidentemente, nuestros fallos y errores serán la nota más destacada. Somos unos pobres pecadores y, desde ese reconocimiento y pobreza nos ponemos en manos del Espíritu Santo esperanzados en que nos corrija, nos ayude y nos fortalezca y nos dé la sabiduría, paz y esperanza de sabernos perdonados misericordiosamente por nuestro Padre Dios.