viernes, 8 de octubre de 2021

APOYADOS EN EL RESPECTO Y LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD

Lc 11,15-26

Esa debe ser nuestra actitud, buscar la verdad desde el sentido común, la razón y abiertos a la acción del Espíritu Santo. Porque, no somos dueños de la verdad ni tampoco podemos alcanzarla por nuestras propias fuerzas. Necesitamos abrir los ojos al Espíritu de Dios, que nos alumbra la única Verdad, el único Camino y la única Vida. Porque, sin Él todo se torna oscuridad y perdición.

No es razonable que el mismo demonio se expulse a sí mismo. Sería contradictorio e irrazonable pensar así y, peor todavía, acusar a Jesús que la haga en nombre del mismo demonio. Todos sabemos que un reino dividido termina por destruirse a sí mismo, y eso - lo de acusar a Jesús -  no parece razonable ni justificado. Y es que sucede que cuando no tenemos como justificar nuestras actitudes y posturas recurrimos a razonamientos absurdos como el anteriormente citado.

Posiblemente, necesitamos limpiar nuestros ojos y también nuestros corazones para poder ver de forma clara, limpia y transparente. La verdad es una, porque de ser dos, una sería mentira. Por tanto, busquemos la verdad desde la razón, el sentido común y la apertura a la acción del Espíritu Santo. Es Él, precisamente, quién nos puede iluminar hacia la única Verdad que nos señalará el Camino y la Vida.

Porque, alejados del Señor no encontraremos sino la verdad de los hombres. Una verdad con minúscula y llena de imperfecciones, errores, egoísmos y pecados. Una verdad ensoberbecida por el hombre que causa enfrentamientos, luchas y desigualdades falseando la verdad e incumpliendo la justicia.