No se trata
simplemente de la ley del sábado sino de lo que realmente esconde tras de sí.
Una ley que se extiende en el tiempo disfrazada de verdad y oculta en la
mentira. Y que a pesar de la distancia entre unas épocas y otras, la ley del
sábado sigue vigente en el código de los corazones endurecidos y contagiados de
la maldad del pecado.
¿Acaso hoy no se
trasgrede la ley mintiendo, fingiendo y disfrazando la injusticia y mentira de
verdad? ¿Qué es entonces lo que está sucediendo en nuestro país? ¿Acaso muchas
de las leyes de ahora no están construida desde la mentira? Porque, requisito
importante para la flexibilidad de la ley y para su condonación en los casos
oportunos es que haya un sincero y real arrepentimiento y dolor de corazón. Sin
propósito de la enmienda no puede haber condonación y menos perdón. Y sin
embargo se discute, se defiende y se trata de aplicar por muchos. Digamos que
siguen presente los fariseos y partidarios de los muchos Herodes que siguen en
el mundo.
Jesús no podía, ni
puede, aceptar esta actitud, ni en su tiempo ni ahora. Se sigue trasgrediendo
la ley del sábado que lejos de ser algo acaecido en el tiempo sigue vigente y
actuando entre los hombres. Y posiblemente lo que suceda es que ya hace mucho
tiempo de que muchos en nuestras sociedades viven de espaldas a Dios. Mejor,
sin Dios. Y son principalmente los que ocupan posiciones influyentes y de
poder.
Y eso es lo que debemos plantearnos desde la óptica cristiana: ¿Puedo yo hacer algo e ir cambiando mi círculo ambiental donde me muevo con mi testimonio, mis actuaciones y, sobre todo, desde la fe en la acción del Espíritu Santo en mí? ¡Preguntémoslo!