Nunca había pasado
por mi cabeza escribir un libro. Primero porque no me encontraba con la
capacidad suficiente para escribirlo, y, segundo, porque no sabía ni como
escribirlo ni como editarlo. Menos creer que alguien me lo iba a editar. Por
todo ello y consciente de mis limitaciones, cuando el milagro se hizo realidad
su título fue: «Por la acción del Espíritu»
En todo momento creo, y sigo creyéndolo, que fue el Espíritu Santo quien me impulsó, no en ese momento, sino que desde siempre fui llevado a ello, a escribir. Ya había hecho algunos intentos en mi juventud con cortos artículos de opinión. Pero, ahora fue ese primer libro, y los que después le han seguido, como los que tengo en espera de publicar.
Aconteció que apareció alguien en mi camino que fue fundamental para que me atreviera a ello. Diría, desde la fe, una buena persona – Rosa María Sánchez Juárez – que me inició y animó a escribir esas mis primeras reflexiones y vivencias y a la que agradezco su disponibilidad y servicio.
Digo y comparto
esto no por vanidad o interés propio, ¡Dios me libre de eso!, sino como
testimonio de lo que para mí representa el Espíritu Santo. Un Espíritu Santo
del que tuve un especial conocimiento cuando viví un «Cursillo
de Cristiandad».
El Espíritu Santo entra en mi corazón en el instante de mi bautizo y desde ese momento se convierte en mi guía y director. Viene para llevarme por el camino de la verdad, de la solidaridad, de la misericordia y del amor. Pero, nunca lo hará contra tu voluntad. Siempre te pedirá permiso para colaborar contigo en poner tu voluntad en la dirección de la Voluntad de Cristo Jesús. Pero, será Él quien te guíe y te dé la fuerza, la sabiduría, la paz y fortaleza para que tu vida vaya en la dirección del único Camino, Verdad y Vida, el Señor.