sábado, 26 de agosto de 2023

UTILIZAN LA LEY EN SU PROPIO PROVECHO

Cuando leemos el Evangelio pensamos, quizás irremediablemente, que leemos cosas del pasado y situaciones que fueron de un tiempo pero que ahora no se corresponden con los nuestros. ¡Qué equivocados estamos si pensamos así! ¿No nos damos cuenta de que lo que vivimos hoy es idénticamente parecido a lo de ayer? Nuestro políticos de hoy hacen lo mismo que aquellos escribas y fariseos. Utilizan la ley – hoy la Constitución – para beneficio propio. Cambian las leyes según les convengan.

Y Jesús denuncia todas esas mentiras y trampas. Una buena y sincera meditación de este evangelio del sábado nos compromete a nosotros hacer lo mismo, denunciar todo lo que se está haciendo a espaldas de la ley.

Hipócritas que viven de la demagogia y las apariencias. Se presentan como defensores de los pobres y viven como reyes en suntuosas casas – casi palacios – y a todo tren. Se pasean con fastuosos coches, aviones, vestidos y joyas y se banquetean incluso hasta saltándose la ley. Y luego cargan sobre los hombros de los demás unos fardos que ellos mismos no están dispuestos a mover.

Son vivos retratos de aquellos que también vivieron en la época de Jesús. Y nosotros no podemos permanecer callados. Debemos denunciarlo y darlo a conocer al pueblo con todas nuestras fuerzas y proponer la fraternidad, la igualdad en dignidad y derechos, la verdad y el amor. Precisamente, el Reino de Dios. Un Reino que debe estar siempre en constante revisión porque la lucha es diaria y, al menor descuido, podemos bajar los brazos y dejarnos seducir por esas prebendas, lujos, tentaciones y poder que otros nos ofrecen con el propósito de que miremos para otro lado, cerremos nuestra boca y hagamos silencio en nuestro corazón apagando su fuego. Nunca olvidemos que camina y está con nosotros el Espíritu Santo.