viernes, 13 de agosto de 2021

UNIDOS, NO SEPARADOS

 

Lo natural y real es que el amor una, no separe. No se entiende que cuando un compromiso se sella por amor se encuentre, después de un tiempo, separados por incompatibilidades, egoísmos, diferencias de gustos, apetencias o pasiones. No hay por donde coger esa nueva situación y menos comprenderla.

¿No es el amor suficientemente poderoso para superar esas barreras que separan? Posiblemente sí, pero cuando se habla de verdadero amor y no de sucedáneos, que por mucho que lo llamen amor son chispas de egoísmos y pasiones que buscan solamente la satisfacción propia.  

Amar es otra cosa. El amor no puede acabarse, persiste y persevera. La esencia del ser humano es precisamente el amor. Dios es Amor y de Él venimos. Por Él hemos sido creados y, si venimos del amor es porque estamos llamados y creados para amar. Somos amados a pesar de nuestras infidelidades, rechazos, desobediencias e incredulidades y de esa manera también estamos llamados a amar.

De modo que cuando amamos de verdad superamos esas - antes mencionadas - diferencias, gustos, apetencias o pasiones que puedan ponernos en conflicto y amenazar nuestra unida amorosa.: « ¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?». Él respondió: « ¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre».

Pero, nosotros, hombres y mujeres, desobedecemos, endurecemos nuestros corazones y, rechazando lo que Dios nos propone, hacemos lo que satisface a nuestras pasiones. ¿No sabe Dios, nuestro Padre, lo que mejor nos conviene? ¿Acaso sabemos más nosotros que quien nos quiere de verdad, busca nuestra felicidad plena y nos ha creado para que seamos felices eternamente?