lunes, 30 de septiembre de 2024

ANSIAS DE PODER

Posiblemente no podamos evitarlo. Buena señal para reconocernos pobres y pecadores. Y, digo que no podemos evitar esas ansias de subir, de trepar a lo más altos honores, títulos y tratamientos porque nuestra naturaleza humana, contaminada por el pecado, busca esos reconocimientos.

Por supuesto, esas ansías de ser más y más. Sobre todo, más que el otro, nos corroe y nos conduce al pecado. Tenemos deseos de exclusividad, y descartamos a otros que se quieren añadir a nosotros si no es según nuestra manera y forma de pensar.

Hoy Jesús, en el Evangelio, nos saca de nuestro error y forma de ver las cosas. No se trata de ser el más importante, sino el más humilde, pequeño y servidor. Sus Palabras nos ponen en el lugar que debemos estar: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».

¿En qué lugar me sitúo yo, en el de los grandes o pequeños, en el de los servidos o servidores? Tú decides.