miércoles, 16 de junio de 2021

APARIENCIAS INFRUCTUOSAS

 

Las apariencias se quedan, valga la redundancia, en eso, en simples apariencias y no valen para nada. Puedes aparentar que eres tal o cual, que rezas, que eres una persona piadosa y que haces buenas obras de caridad, pero, si todo eso no sale del corazón y es consecuencia del amor de Dios y por amor a Dios, no vale para nada. Todo queda reducido a simple apariencia y solo sirve para engañarte a ti mismo.

Sin embargo, debemos tener siempre presente y en cuenta nuestra condición humana. Y sabernos que somos tentados constantemente a aparentar lo que realmente no somos y nos gustaría ser. Es la tentación con la que estamos llamados a luchar en cada instante de nuestra vida. Por naturaleza, heridos por el pecado original, somos egoístas y todos nuestros actos van dirigidos a satisfacer nuestros intereses y egoísmos. Eso nos empuja a aparentar y a no aceptar nuestras debilidades y flaquezas.

Salir de nosotros mismos, vaciarnos de nuestros egos nos cuesta mucho. Son superiores a nuestra propia capacidad y nos es imposible resistirnos a sus tentaciones. Necesitamos abrirnos al Espíritu Santo recibido en nuestro bautismo para lograr ser como nos gustaría ser.