jueves, 22 de julio de 2021

¡HA RESUCITADO Y ESTÁ ENTRE NOSOTROS!

 

Esa es nuestra fe y la que nos mantiene esperanzados y en actitud caminante, de búsqueda y encuentro. Mientras, lo reconocemos, las dudas se presentan ante nuestros pasos. No nos dejan y nos acompañan en actitud amenazante. Tratan de derrumbar nuestra fe y alimentan nuestras vacilaciones y deseos de abandono. Emborronan nuestro horizonte y minan nuestra esperanza. ¿Será verdad que el Señor ha resucitado?

Es obvio que no llegamos a convencernos del todo. El camino es una prueba permanente y un examen constante de nuestra fe- ¿Vale la pena?, nos preguntamos. A pesar de todo, la fe sigue presente, arde en nuestro corazón y su llama se mantiene, como la zarza en el Horeb, permanente por la Gracia de Dios. ¡Sí, vale la pena seguir al Señor, retumba una voz y un impulso dentro de mí! Vale la pena y, sin darme cuenta continuo el camino sorteando dificultades, tropiezos y dudas.

Posiblemente no estemos preparados para encontrarnos de una forma directa con el Señor. No llego a imaginarme que me pasaría ni como actuaría si el Señor se hiciera presente ante mis ojos. ¿Aguantaría su presencia? ¿Sería capaz de mantener mi mirada ante Él? Sería inimaginable pensarlo y creo que me desmayaría. Mi capacidad no alcanza tal impacto. Confieso mi pequeñez y que todo está en manos del Señor.

Por tanto, sigamos adelante con paciencia y perseverancia. Su Palabra es firme y siempre tiene cumplimiento, así que esperemos confiados que, llegado el momento, nuestros ojos puedan, por su Gracia, contemplarlo directamente.