La realidad de la
existencia del demonio la describe claramente el Señor. Hay muchos hombres
endemoniados que viven recreándose en hacer el mal. Jesús en muchas ocasiones libra
a muchos del demonio. El Evangelio de hoy es una muestra de ello: (Lc 11,15-26):
En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos
dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios».
Otros, para ponerle …
Igual que puedes
creer en la Palabra de Jesús o no, también, dependiendo de ello, puedes creer en
la existencia del demonio o no. Lo que si no puedes negar en la existencia del
mal.
Hay muchas
personas que viven para hacer el mal. Son egoístas y anteponen su felicidad y
egoísmos ante todo, incluso no vacilan en hacer el mal y aliarse con cualquiera
para conseguir sus propósito. Precisamente, en nuestro país, vivimos ahora
momentos donde la presencia del mal está muy presente en nuestros gobernantes.
Se atenta contra la vida, se toma como derechos el aborto y la eutanasia, se
legislan incumpliendo la verdad y la justicia…etc. ¿No es esto presencia del
demonio?
Caminamos por arenas movedizas y corremos el peligro de hundirnos en la perversión y el mal. Necesitamos estar vigilantes y atentos a estas y otras seducciones que nos prometen un mundo feliz pero ficticio y engañoso. Solo en Dios, nuestro Padre Misericordioso está esa felicidad que buscamos. Y solo en Él seremos eternamente felices. Caminemos injertados en el Espíritu Santo para sortear con fortaleza y firmeza todos esos peligros con que el demonio nos tienta.