viernes, 4 de octubre de 2019

UNA GRAN RESPONSABILIDAD

Resultado de imagen de Lc 10,13-16
Lc 10,13-16
Los tiempos van cambiando y con ellos nosotros también. Hay un gran peligro y es que nos adaptemos a estos tiempos acomodándonos a su ritmo e instalándonos según nuestros intereses y religiosidad. Una religiosidad acomodada y establecida por nuestras tradiciones y acomodos. Pero, ¿es esto lo que nos dice y ha enseñado Jesús? ¿Es ese el camino que Él nos ha trazado?

Hoy el Evangelio nos describe a ciudades como Corozaín, Betsaida y Cafarnaún donde tuvieron lugar muchos signos y milagros de Jesús sin resultado alguno. La indiferencia a este anuncio del Reino de Dios fue el resultado elegido por aquellas ciudades. Pero, ¿y qué sucede con nosotros? ¿Respondemos nosotros al anuncio de la Palabra de Dios? Pertenece a cada uno responder desde lo más profundo de su corazón. 

Mi respuesta es que no he respondido, al menos como a mí me gustaría. Sí, sé que he hecho esfuerzos por responder y los estoy haciendo, pero, confieso que quizás me estoy acomodando a una forma de vida que me asemeja a la gente de aquellas ciudades. El sistema de vida te va instalando en un sistema de consumo, de hábitos y de acomodamiento que terminan por vencerte e instalarte desde una pasividad elegida y establecida por ti. Experimento que no estoy disponible y abierto a lo que el Señor me pide o me puede pedir. Y eso, al menos, si reconozco, que me angustia y me preocupa mucho.

Pero, no desespero, porque parto de mis limitaciones, mis impotencias, mis pecados. Reconozco que mi naturaleza es débil, limitada y propensa a ser vencida por las seducciones y comodidades de este mundo, y sé que mis esperanzas están puesta en el Señor. Él me salva y lo más importante es que quiere salvarme. Por tanto, a pesar de mis miserias sigo en la brecha, aunque consciente de que no estoy a la altura que me gustaría estar.