viernes, 17 de febrero de 2023

DETRÁS DE ESE CAMINO DE DOLOR ESTÁ LA FELICIDAD ETERNA.

Nos asusta y nos da miedo la muerte. Sin embargo, para un cristiano debe ser el inicio de la vida eterna y plena de felicidad y gozo. Esa es la promesa y lo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará… (Mc 8,34-9,1).

Es indudable que seguir a Jesús traerá complicaciones, peligros, luchas interiores y, sobre todo, dolor de corazón. Hay que vencer mucha soberbia, envidia, celo, egoísmo, pereza, individualismo, carne, debilidad…etc. La lucha es constante y el camino se hace duro. El dolor estará siempre presente en el camino y nuestra actitud será la de tomar la cruz de cada día y seguir adelante. Esa es la propuesta.

Quienes ven ese camino de dolor y lucha y no se fijan en el final, posiblemente terminarán por abandonar. El mundo, demonio y carne les vencerán. Pero, quienes no pierden la perspectiva de que al final, tras la muerte, vendrá la Gloria y Resurrección para vivir una vida de gozo y felicidad eterna, perseverarán e, injertados en Xto. Jesús darán su vida para ganar la verdadera: La Vida Eterna junto al Padre.

Así de simple. No es fácil pero, para eso, hemos recibido al Espíritu Santo en la hora de nuestro Bautizo. Y debemos aprovecharlo, dejarnos llevar y asesorar por Él para fortalecernos e ir por el camino correcto.