Lc 11, 1-13 |
—¿Crees, Manuel, que sabemos pedir lo que realmente necesitamos?
—Humildemente, creo que no. Nos vamos por los cerros de Úbeda y pedimos
cosas que, aunque posiblemente necesitemos, no son tan necesarias ni
imprescindibles. Y, posiblemente, no nos sirvan de mucho. Es más, nos
perjudiquen.
—Yo lo noto cuando tenemos que hacer un viaje, nos cuesta hacer la maleta,
y la mayoría de las veces la llenamos de cosas que luego no necesitamos.
Siempre, al menos esa es mi experiencia, nos sobran camisas y más cosas.
—Tienes razón, llevamos la mochila de nuestra vida muy cargada, sobre
todo, de cosas inservibles que nos impiden caminar y hasta ver. Incluso nos
esclavizan y hasta nos someten.—Sí, estoy de acuerdo, creo que tendríamos que mirar y reflexionar sobre
esa hermosa oración que nos dejó Jesús, el Señor. El Padrenuestro es una
oración que, si nos fijamos bien, tiene el fundamento de lo que debemos pedir.
—¡Oye!, creo que estás en lo cierto. Al menos a mí me pasa, la rezo de
forma rutinaria y casi sin darme cuenta de lo que digo, a qué me comprometo y
qué significa cada palabra que digo.
—Me parece que esto es un toque que nos da el Espíritu Santo. Debemos meditar
y tomar conciencia de lo que verdaderamente le decimos a nuestro Padre Dios, y
a qué nos comprometemos. Y eso nos exigirá paciencia, concentración y hablar
con el corazón. ¿No te parece, Manuel?
—Sí, el Padrenuestro es una oración completa y plena. Es la que nos enseña
Jesús cuando los apóstoles le piden que les enseñe a orar. Y, a mi modo de ver,
tiene tres partes muy significativas e importantes: 1.ª – Santifica el Nombre de
Dios, y nos abrimos a su Reino y a su Voluntad; 2.ª – Pedimos el pan de cada día
para todos. No solo para nosotros, sino para todo el Universo. Y el perdón de
nuestros pecados, de la misma manera que Él nos perdona. De modo que, nosotros
también debemos perdonar a los que nos ofenden. Y 3.ª – Por último, le pedimos
que nos fortalezca en nuestras tentaciones para no caer en ellas, y superarlas.
Y, por supuesto, que nos libre del mal.
—Y mirándolo bien, Manuel, creo que eso es lo que realmente necesitamos.
Todo lo demás vendrá por añadidura. Al final, sobresale el compartir con amor
con el que carece de lo necesario.
—Ahí debemos poner todo nuestro esfuerzo y nuestro empeño. Sin olvidar
que, Jesús nos ha recomendado que pidamos, busquemos y llamemos. Nuestro Padre
del Cielo nos oye y nos dará lo que realmente necesitamos para crecer, para
caminar y para superar todos los obstáculos que se nos puedan presentar a lo
largo de nuestra vida.