viernes, 3 de enero de 2025

JUAN SEÑALA A JESÚS COMO EL CORDERO DE DIOS

Juan, desde su experiencia propia, señala a Jesús como el Hijo de Dios. No lo hace desde una opinión subjetiva o supuesta especulación, sino desde una experiencia objetiva que lo ve claramente y, por eso, da testimonio.

Sus palabras no dan lugar a duda: Al día siguiente Juan ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: ‘Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo’. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios».

También en cada uno de nosotros – los bautizados – ha bajado el Espíritu. El mismo Espíritu que bajó sobre Jesús en el Jordán. Y lo hace – por regalo gratuito del mismo Jesús y por los méritos de su preciosísima sangre – para que podamos alcanzar el perdón de nuestros pecados y alcanzar la paz. De ahí la gran importancia de recibir el bautismo.