martes, 21 de abril de 2020

CON EL BAUTISMO NACEMOS A UNA VIDA NUEVA

Nicodemus Canvas Print / Canvas Art by John Lautermilch
Podemos ser buenas personas y cumplidores de los mandamientos de la ley de Dios, pero, si nos quedamos enclaustrado en eso no estamos respondiendo al compromiso de nuestro bautismo. Porque, corremos el riesgo de creer que ser cristiano y seguir a Jesús consiste en hacer algunas buenas cosas, cumplir con la ley y se acabó. No sería nada difícil seguir de esa manera a Jesús y de ser cristiano. En eso estaban comprometidos los fariseos, eran fieles cumplidores de la ley y en eso y por eso se sentían buenos y mejores que los demás. Sin embargo, ¿todo consiste en cumplimientos?

De ser así, supongo que no sería muy difícil ser buen cristiano, y, según la opinión de todos, seguir a Jesucristo se hace difícil o casi imposible. Sobre todo si lo queremos hacer con nuestras fuerzas y por nuestra cuenta. Y, no tendría ningún sentido el bautismo y la venida del Espíritu Santo, porque, si todo consiste en cumplir unos preceptos, la asistencia del Espíritu parece que sobra o, al menor, no tiene mucha importancia.

Es todo lo contrario, Jesús lo dice muy claramente en el Evangelio de hoy: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Nacer a una vida nueva significa abrirse a la acción del Espíritu Santo y a dejarse llevar por Él. Eso es ya más difícil, porque los planes y proyectos que tiene el Espíritu para ti son muy diferentes a los que tú piensas y proyectas en tu vida. 

Es el Espíritu Santo el que te mueve y te impulsa y te lleva según los que Dios quiere de ti. Y, en esta disponibilidad, vas experimentando como tus propios planes no son los mismos del Espíritu Santo. Por eso, nacer a una vida nueva es ponerse en Manos del Espíritu Santo.