domingo, 24 de mayo de 2020

RESURRECCIÓN, ESPERANZA DE NUESTRA VIDA

Santo Evangelio. San Mateo 28, 16-20 de Edward Céspedes en ...
Mt 28,16-20
Las dificultades y los problemas que la vida nos presenta son necesarios para superarnos y crecer. Todos hemos experimentado a lo largo de nuestra vida como las dificultades nos han exigido superarnos y afrontar los retos que nuestro propio crecimiento nos ha exigido. Igual que la semilla necesita tiempo y abono para crecer, morir y dar el fruto, así nosotros necesitamos lucha, esfuerzo y superación para crecer, madurar y llegar al conocimiento de la Verdad.

Sin dificultades nos será más difícil aprender. Cuando el camino es llano nos acostumbramos a lo cómodo, a lo fácil y a no exigirnos. Eso nos acostumbrará a ser poco exigentes con nosotros mismos y a no exigirnos en las dificultades. El resultado será la comodidad, la pereza y la instalación en la comodidad y en el mínimo esfuerzo. Y nos llevará a la falta de compromiso y a la exigencia del riesgo y, por tanto, de la fe. Los apóstoles necesitaron la experiencia del encuentro con Jesús Resucitado para creer, y, así y todo no les fue fácil. Necesitaron varias apariciones de Jesús y de estar con Él, tocarle y hasta compartir alguna comida.

Y fue la fuerza del Espíritu Santo la que los fortaleció y les dio el valor, la sabiduría y el empuje de dar a conocer la experiencia del encuentro con Jesús Resucitado al mundo. También nosotros necesitamos el Espíritu Santo para, a pesar del testimonio de los apóstoles y de la Iglesia, encontrar el valor y la sabiduría para anunciar la Buena Noticia de la Salvación apoyada en la Resurrección y Ascensión a los Cielos de nuestro Señor Jesús.

Pero, a pesar del auxilio del Espíritu, necesitamos poner todo nuestro esfuerzo en dejarnos conducir, orientar y llevar por la acción del Espíritu para vivir y obrar en la Voluntad del Padre anunciado por nuestro Señor Jesús. Y, para ello, tenemos la promesa del Señor Resucitado y Ascendido a los Cielos de estar con nosotros todos los días de nuestra vida y de volver a buscarnos para llevarnos con Él. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza y hoy la recordamos y celebramos en la Ascensión de Jesús a los Cielos.