![]() |
Lc 5,1-11 |
En el Señor está la abundancia, porque Él ha venido a darnos vida abundante. Hoy en el Evangelio podemos observar como Pedro obedece a Jesús a pesar de estar toda la noche tratando de pescar sin ningún resultado. Podemos preguntarnos si nosotros tratamos de escuchar y obedecer la voz del Señor que en el Espíritu nos señala los caminos de nuestra propia barca.
Muchas veces nuestra pesca es insuficiente o nula, y es que tratamos de pescar por nuestra cuenta y en nuestro nombre. Somos pescadores como Pedro, porque el Señor así nos lo ha dicho. En el Bautismo somos enviados a navegar por los mares de nuestras vidas y lanzar nuestras redes. Redes de nuestros testimonios, de nuestras vivencias y proclamación de nuestra fe.
Pero, nunca por nuestra cuenta, sino como testigos de la Iglesia. De una Iglesia que arranca con ese envío de Jesús a sus apóstoles y a todos los bautizados. Pero antes, debemos pedirle al Señor que nos dé las fuerzas necesarias para también dejarlo todo. Todo aquello que se antepone a darle nuestro tiempo, nuestra entrega, nuestras comodidades, nuestro servicio, nuestra disponibilidad, nuestra actitud y prioridad a las cosas del Reino...etc.
Señor, abre mi corazón y arranca todo aquello que se antepone a dejarme curtir en la pesca de tu Amor y en la proclamación de tu Palabra, para que mi vida sea luz y testimonio de tu Mensaje a todos los hombres que se interpongan en mi vida.