Es evidente que la
vida es un gran don, y una hermosa aventura. Vivir es hermoso, pero vivir en
gozo y felicidad. Eso es lo que la vida busca desde el primer segundo de su
existencia. Y, quizás no lo hayas descubierto, tu vida ha sido creada precisamente
para eso, para ser feliz. Ese es el reto que se te ha propuesto desde el primer
segundo de tu existencia: «Vivir para ser
feliz eternamente». Y está claro, vivir eternamente, porque
todo lo que no sea eterno no es plenamente feliz.
En consecuencia,
la vida esconde un reto. Un reto de amor. Se vive para amar. Amar como se es
amado, y de no hacerlo pierdes el tiempo y pones en peligro tu felicidad
eterna. Sin darte cuenta estás cambiando tu Tesoro – felicidad eterna – por una
perdición también eterna. Es muy necesario abrir los ojos y darte cuenta de que
existe porque Alguien te ha creado. Y te ha creado por Amor y para que seas
eternamente feliz también tú por amor.
De modo que la cuestión está bastante clara: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?».