jueves, 21 de agosto de 2025

INVITADOS AL BANQUETE DEL REINO

Mt 22, 1-14

     —Hay quienes creen bastarse a sí mismos —empezó Pedro—, pero basta una dificultad para descubrir lo frágiles que somos.
    —Totalmente —respondió Manuel—. El hombre es lo más necesitado de la tierra, y, aun así, presume de autosuficiencia.
    —¿De dónde viene esa prepotencia?
    —Del pecado. Al sentirse libre, el hombre se erige en su propio salvador. Pero tarde o temprano choca con sus límites.
    —Por eso digo que necesitamos ayuda divina. Nadie puede vencer la muerte. Y, sin embargo, todos llevamos dentro un deseo de eternidad.
    —Sí, nadie quiere morir.
    —Ahí entra Dios. Solo Él vence la muerte, y lo hace en su Hijo. Mira lo que dice Jesús en la parábola del banquete (Mt 22,1-14): todos fueron invitados, pero muchos rechazaron la llamada. Al final, la sala se llenó con buenos y malos.
    —¿Y el traje de fiesta?
    —Ese es el punto. No basta con entrar: hay que revestirse de caridad y justicia. Ese es el verdadero vestido del Reino.
    —Entonces, solo con ese traje podemos sentarnos a la mesa.
    —Exacto. El banquete es para todos, pero solo entra de verdad quien acoge el amor de Dios y lo vive en su corazón.