viernes, 3 de junio de 2022

Perdonar, esa es la cuestión

El diálogo de Jesús con Pedro deja muy claro la cuestión del perdón. La Misericordia de Jesús queda fuera de toda duda. Pedro, que lo había negado tres veces, confiesa su amor al Señor y recibe el perdón de Jesús. Inmediatamente, me cuestiono, ¿perdono yo también a aquel o aquellos que me han ofendido o abandonado? Tras este hermoso diálogo la postura de seguidor de Jesús tal es Pedro, queda muy clara. Seguir a Jesús, es decir, amarle, implica perdonar como Él nos ha perdonado, y nos perdona a cada instante. Porque, ¿qué levante la mano quien esté libre de pecado?

Un amigo me contaba su experiencia con otro compañero. Me decía que aquel otro amigo le comentó: —no puedo perdonar a esa persona —se refería a otro que le había mentido varias veces. Sí, se me hace muy difícil perdonar cuando dudamos de la palabra de otro —comentó reafirmándose.

—Estoy de acuerdo con lo que dices y manifiesta —respondí con firmeza— pero, primero está la Palabra de Dios, que nos dice que, injertados en Él podremos llegar a perdonar como Él nos perdona. Y yo creo en su Palabra. Jesús perdonó a Pedro, sabiendo que le había prometido que no le negaría. Y lo hizo tres veces. Suficiente para perder la confianza en él y no perdonarle. Pero, encima lo pone al frente de la Iglesia.

 —Sí —respondió el compañero—. Eso demuestra y deja muy claro nuestra debilidad humana, y, por consiguiente, la necesidad de permanecer en Él.

Pensé «¿y cómo actuaría Jesús en estos casos, porque la situación de Pedro nos puede servir de ejemplo»

No cabe duda de que el tema del perdón es un gran problema por superar. Nos cuesta perdonar. Sobre todo cuando nos creemos que la razón nos asiste. Y eso, en lugar de desanimarnos debe servirnos de ánimo. Porque, no es un cualquiera quien nos lo propone. Lo ha vivido él primero. Nos lo dice Jesús, el Hijo de Dios. Y Él nunca se equivoca y, además, nos lo demuestra con su ejemplo y vida.

Por tanto, la conclusión, es que, injertados en el Señor, podemos llegar a perdonar como Él nos perdona. Y así se lo expuse al amigo — dije animándole.

Y yo también, pensé, «me siento lejos de perdonar de esa manera, elevo mi mirada al Señor, le confieso mi amor y trato de seguirle abandonándome en su manos. Y tú, ¿cómo lo ves?