martes, 4 de mayo de 2021

PAZ INTERNA Y EXTERNA

 

La paz no consiste en que haya o no violencia. Es verdad que la no violencia ayuda a que haya paz, pero el proceso de paz está relacionado de manera directa con el corazón de las personas. De modo que, habiendo un clima de paz, respecto a la convivencia y a la tranquilidad pacífica en el ambiente, una persona puede estar atormentada y en violencia interior. En resumen, la paz es algo muy singular, interno y externo, que se relaciona con cada persona en particular.

Por tanto, la violencia, como la paz, es algo más personal y se origina desde lo más profundo del corazón. De modo que cualquier persona, a pesar de estar situada en un oasis y remanso de paz, puede estar violentada interiormente y externamente. Por eso, la Paz que nos propone Jesús, el Señor,  es una Paz que afecta tanto al interior como al exterior. Nace en lo más profundo de nuestro corazón y nos viene dada y gratuitamente desde arriba. Nace en y desde nuestra plena presencia en Jesús.

Y lo experimentamos cuando estamos con el Señor, precisamente en el Sacramento de la reconciliación. Sentimos y notamos como nos invade la paz interiormente y como se derrumban las barreras de la venganza y odio respecto a los demás. Él es, precisamente, la verdadera Paz. Él actúa y hace la Voluntad del Padre, nos lo dice claramente en el Evangelio de hoy: Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado».