Mc 8,11-13 |
Jesús nos da su
Palabra y sus obras cuando las circunstancias lo exigen. Y no se para a discutir
con aquellos que buscan demostraciones y signos. Y cuanto más se les muestran pedirán
más. No quieren creer ni confiar sino satisfacer su razón. Son aquellos que no creen
sino lo que ven pero mantienen sus ojos cerrados a la fe.
Y debemos aprender
que hay circunstancias y momentos en los que conviene pasar de largo y no hacer
caso. Momentos que hay que asumir la propia impotencia de respetar y soportar
las inclemencias de aquellos que no desean escuchar ni entender. Es entonces
cuando conviene hacer un paréntesis y tomar rumbo a la otra orilla. Nunca
podemos violentar la libertad de aquellos que se resisten a abrir su corazón a
la verdad. Y menos buscar nuestro propio amor propio, querer o interés.
Jesús propone un camino, una verdad y una vida que el mismo muestra y vive. Y lo hace con su Palabra y obras cargadas de amor y misericordia. Y tanto amor nos muestra que da su Vida para que comprendamos que Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Una vida que para Gloria de Dios Padre se manifiesta en la Gloria de su Resurrección.