viernes, 21 de abril de 2023

NO SE TRATA DE TENER SINO DE DAR LO QUE SE TIENE

Jn 6, 1-15

Según los criterios del mundo lo que importa es el poder, el tener y la fortaleza. Es decir, cuanto más poder, más tener bienes y riqueza y fortaleza serás más importante y podrás hacer cosas grandes. Sin embargo, Jesús va por otro camino, toma lo poco, sin despreciar el que dé mucho, pero dándole verdadera importancia a lo que se dé, sea mucho o poco, de corazón, gratuito y plenamente. Recordamos a aquella pobre viuda que dejó dos insignificantes reales en la bandeja (Lc 21, 1-4).

Jesús toma lo pequeño, lo que a simple vista para el mundo es insignificante y tiene poco valor. Y lo hace para abrirnos los ojos, para demostrarnos que su poder es Infinito y su Padre es el Creador de todo lo visible e invisible. Por tanto, no se trata de hacer, sin que lo dejemos todo en manos de Dios, sino de saber que todo está en sus manos, sea poco o mucho. Claro está que los talentos recibidos los tenemos que poner en acción y en función de los más necesitados, pero siempre sabiendo que sean pocos o muchos, todo depende del Señor.

Esa fue la lección recibida de lo que hoy leemos en el Evangelio, la disponibilidad y entrega de aquel muchacho que puso a disposición lo poco que tenía: cinco panes y dos peces. Jesús, el Señor, se encargará, cunado así lo crea, de poner lo que falta. De la misma manera también nosotros, si creemos en el Señor, debemos poner de nuestra parte lo que tenemos y podamos y luego lo demás dejarlo en manos del Señor.

Y eso, humildemente así lo creo, es lo que la Iglesia, que somos todos, estamos haciendo. Sí, supongo, de manera imperfecta, a veces defectuosa y poco generosa, es verdad, pero siempre con el afán de hacerlo mejor y pedirle al Señor que nos dé un corazón más generoso y desprendido. La meta, nuestra meta, es alcanzar el desprendimiento total y esa esperanza no la perdemos pues queremos y nos esforzamos en ponernos en manos del Señor.