lunes, 25 de marzo de 2019

UN SÍ, SUFICIENTE, PARA PROLONGAR TU VIDA HACIA LA ETERNIDAD


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Lc 1,26-38
María se abre a la acción de Dios. Recibe su Palabra y la acepta y con esa aceptación nos da también a nosotros esa posibilidad de alargar también nuestra vida. Venimos a la vida esclavizados y sometidos por la muerte. Somos reo de muerte, pero se nos brinda una gran posibilidad, volver a la vida, a la verdadera vida. Esa Vida con mayúscula que se nos brinda con la disponibilidad que nos da el Sí decidido y obediente de María. Gracias, María, Madre de Dios y Madre nuestra.

Ella es la respuesta que nos da la Vida, que, luego nosotros tendremos que certificar quererla y recibirla con nuestra respuesta también afirmativa y obediente a la Palabra que el Señor, encarnado ya en María, nos la revela en su venida a este mundo y a través de su Palabra. Una Palabra que nos es transmitida a través del colegio apostólico por medio de la Iglesia hasta nuestros días, y que nosotros recibimos en la medida que tratamos de abrirnos y responder como la Virgen: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Ahora, ¿Estamos en esa sintonía? ¿Estamos atento a discernir cada día si realmente estamos en la misma frecuencia de la Palabra de Dios? ¿Escucho yo y escudriño la Palabra que Dios, a través de las Escrituras, tratando de esforzarme según su Voluntad? ¿Vivo con intensidad esa hermosa oración que Jesús me enseñó? ¿Le llamo Padre, le santifico, me abro a su Reino y Voluntad, confío que me sostiene y me da todo lo que necesito, perdono tal y como Él me perdona y me aparto de la tentación para que con su ayuda no caiga en ella librando del mal?

Descubrimos que necesitamos todos los días un poquito de reflexión y oración para revisando todos esos puntos no apartarnos de sus mandatos y de sus orientaciones y caminar, como María, en su Voluntad.