sábado, 14 de enero de 2023

¿QUÉ NOS IMPIDE ACOGER Y AMAR?

Mc 2, 13-17

Sucede que no es la verdad lo que nos impide aceptar la Buena Noticia sino el igualarnos con los que consideramos más pequeños y menos que nosotros. Nos molesta que Jesús coma con los publicanos y pecadores. Nos molesta que Jesús considere a otros, sobre todo a los más débiles, excluidos y marginados como a nosotros. Queremos ser más importantes que ellos y, por supuesto, estar más considerados y valorados.Mc

Y ese afán de ser yo más que tú me desiguala a ti y me impide acoger la Buena Noticia que Jesús me trae de su Padre: Todos son mis hijos y a todos los quiero infinitamente. Precisamente, esa fue la dificultad del hermano mayor ante el Amor Misericordioso del Padre que acoge al hijo que se había perdido.

¿Y a nosotros? ¿Qué nos impide acoger el mandato del Señor? ¿Por qué nos cuesta amar? A los que consideramos como nosotros no nos cuesta ayudarles y amarlos. Sin embargo, a los que pensamos y creemos que son menos que nosotros, los excluimos y nos cuesta mucho amarlos. Es precisamente las desigualdades que nos creamos las que van endureciendo nuestros corazones e impidiéndonos acoger y aceptar el mandato de nuestro Padre Dios de amarnos los unos a otros sin condiciones. Es decir, ¿estamos en la misma actitud que el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo o Padre misericordioso (Lc 15, 11-32)? Esa es la pregunta que nos debemos formular.