lunes, 29 de marzo de 2021

NUESTRO OBJETIVO: IMITAR A JESÚS

Jn 12,1-11

Lo hemos oído muchas veces, Yo, nos dice Jesús, soy el Camino, la Verdad y la Vida. Pero, no solo han sido Palabras sino que su Vida ha mantenido una plena coherencia con su Palabra. Lo que dice, luego lo hace. Indudablemente, a muchos le ha producido ese ejemplo de vida coherente y milagrosa estupor. Indudablemente, un asombro que nunca debemos perder y que debemos sostener siempre renovado, en primicia y deseos de vivir en esa actitud de estupor y asombro. ¡Que no admiración!

Podemos admirar a una persona y quedarnos maravillado con su palabra y su vida, pero, otra cosa muy diferente es asombrarnos y ponernos en camino. Es decir, seguirle y aplicarnos en imitar su estilo de vida. Y, para eso, necesitamos nacer de nuevo. No lo digo yo, lo dijo Jesús hablando con Nicodemo - Jn 3, 1-21 - refiriéndose a la necesidad de sumergirse en el agua del bautismo para matando al hombre viejo, renacer al hombre nuevo.

No podemos renacer sin la humildad. O, dicho de otra forma, el renacimiento se hace desde la humildad. Primero, revestirnos de humildad para generar un hombre nuevo que respire gratuidad en todo su ser y obrar. Un hombre nuevo que su interés esté más en la búsqueda del bien del otro que su propio bien. Un hombre nuevo que, olvidándose de sí, esté más atento y disponible para el servicio del otro.

Un hombre nuevo que, como el mismo Jesús, esté dispuesto a entregar su vida, perdiéndola en este mundo, para, crucificado, renacer en la Resurrección en Xto. Jesús, al otro. A ese otro mundo de gloria y eternidad junto a Padre.