miércoles, 27 de mayo de 2009

AYER HIZO UN AÑO DE ESTA ANDADURA.


Se me pasó el día de ayer, pero al abrir los ojos hoy, él mismo me ha recordado que llevamos un año caminando juntos. Y no he resistido la tentación de pararme y mirarlo: "¡has cumplido un año!, me dije, y apenas nos hemos dado cuenta. Pero el tiempo lo delata y el camino de búsqueda, de encuentros, de preguntas, meditaciones, oraciones, y hasta suspiros y gemidos nos descubre y registra ese año vivido juntos.

Naciste de improviso, no fuiste programado, ni siquiera deseado, fuisteis producto de la necesidad de crearte porque no podías ser concebido en otro, ni usurpar el lugar de otro, tenías que ser tú y no había otra forma. Así fuisteis, entonces, pensado y elaborado. Y tu vocación fue dar riendas suelta a nuestra relación, a nuestra cercanía, a nuestra encuentro y luz. Luz que nos alumbrará el peregrinar unidos hacia su Casa, sin titubeos ni pérdida de tiempo. Con paciencia, serenidad, confianza y esperanza, confiados en ÉL, por su Palabra, por su fidelidad, por su compromiso, por su amor.

Nunca me ha fallado. Siempre está y siempre que trato de hablarle me responde, me acompaña, está presto a compartir, a dialogar, a serenarme, a comprenderme, a escucharme, a verme en los que nos visitan y comparten, a aprender dando y recibiendo, a, en una palabra, Amar.

Porque eso es lo que TÚ quieres que hagamos: "Amar y estar unidos". Para eso has bajado y para eso te has dado, y subes de nuevo, no podía ser de otra forma, para recomendarnos y decirle al PADRE que nos cuide, que TÚ has terminado, pero que necesitamos que Alguien siga con nosotros, que nos dirija, que nos asista, que nos alumbre. Y abajó el ESPÍRITU y habita en nosotros, y nos acompaña, nos fortalece, nos serena, nos llena de paz, esperanza y nos dirige hacia TI, para que, al final, TÚ nos introduzca en la Casa de tu PADRE, como al hijo prodigo, como a la oveja perdida, como al buen ladrón.

Y todo ha salido, así, de repente, como guiado, conducido, inspirado. Y te doy las gracias, te felicito, porque me das la vida, el tiempo, la fuerza, los amigos, los comentarios, el ánimo, los afectos, los piropos, la palmadita, la sabiduría, la verdad... también penas, sufrimientos, tristezas... pero todo unido y compartido es más comprendido, llevadero, ligero, suave y hacen el camino menos pesado., hasta el punto que, sin saber cómo, empezamos a sentir, en ese morir, alegría, paz, felicidad de la buena, de la que no caduca, de la que no muere...

Por eso y muchas cosas más, como diría Luis Aguilé, les doy las gracias a todos los que con su ánimo, su compartir y visitas, han hecho de este rincón, su rincón, y han hecho de mí una persona más madura, más humana, más cristiana y más hijo de DIOS.