lunes, 29 de enero de 2024

PREFERIMOS ANTES QUE LA VIDA, LOS BIENES MATERIALES QUE PROPORCIONAN DINERO Y BIENESTAR.

Esa es la paradoja, ponemos el dinero y el bienestar que da antes que la vida de la persona. Nos preocupamos seriamente por la perdida de nuestro bienestar, de nuestros intereses crematísticos, por la pérdida de poder y de las comodidades, pero, ¿y por la vida de los que sufren, de los que carecen de muchas cosas necesarias e imprescindibles para vivir? ¿Y por la vida de los sin voz que viven en el vientre de sus madres?

En el Evangelio de hoy lunes, Marcos pone el acento en el interés de aquel pueblo. Poco o nada le importaba la salud de aquella persona ni siquiera la presencia del endemoniado que lo poseía. Lo que les preocupaba era la piara de cerdos que representaba una buena cantidad de dinero y bienestar.

Hoy sigue ocurriendo lo mismo. Se antepone el interés, ya sea político, de poder, de riqueza o de cualquier otro tipo siempre que eso represente un bien para satisfacción de su propio egoísmo y su propio bienestar. Sin embargo, la vida de muchos inocentes sin voz y sin ninguna defensa propia, la de muchos marginados, sometidos, esclavizados en sus propios países y por sus propios mandatarios sigue postergada y en un plano casi olvidada eclipsada por el interés que proporcionan los bienes materiales.

Jesús es señalado e invitado, incluso con ruegos, a que se vaya. No se acepta su preferencia por la vida de los más pobres, marginados e indefensos. No se le escucha ni se le quiere escuchar. No es algo que sucedió sino que sigue vigente en nuestros días. Anteponemos nuestros intereses, ideas y pensamientos a los de Jesús. Nos importa poco la vida del pequeño, del pobre e indefenso, a quienes prioriza Jesús para pensar solo en nosotros mismos.

No hace falta mirar para atrás y recordar lo que sucedió en aquellos tiempos. Simplemente abrir los ojos y ver lo que sucede a nuestro alrededor y tendremos presente lo sucedido en aquel pueblo con el endemoniado y los puercos.