domingo, 22 de marzo de 2020

SIN LUZ CAMINAMOS ENTRE TINIEBLAS

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Jn 9,1-41
No hace falta comprender que la luz nos ilumina el camino. Por el contrario, sin luz nos quedamos en tinieblas. Y las tinieblas suponen oscuridad que nos impide ver y sin ver estamos avocados a caer por el precipicio. Eso supone la muerte y la perdición. Por lo tanto, conviene la luz porque, sin luz, nuestro camino queda a la oscuridad y caminar por él sería temerario y de muerte.

Tengamos paciencia y, sobre todo, fe. Viene muy bien para estos momentos que estamos viviendo. En la Luz nada tenemos que temer,  porque, en la compañía de Dios - Luz Absoluta - encontraremos el camino de salvación y la solución a todos nuestros problemas. Es posible que no sea como queramos o como deseamos, pero sí como mejor nos conviene.

El problema es ese, que nos oponemos a dejar a actuar al Espíritu Santo y a imponer nuestros criterios y nuestra manera de ver las cosas. Imaginemos que la Virgen hubiese querido que el nacimiento de Jesús fuese de otra manera, en otro lugar y entre vítores y aclamaciones. Y se hubiese puesto a la Voluntad del Señor. Suponemos que no hubiese sido elegida, como nos puede ocurrir a cada uno de nosotros cuando nos encerramos en nuestra propia oscuridad y no dejamos que el Señor ponga barro en nuestro ojos y nos lo abra para ver su Luz, no la nuestra.

Porque, la Luz del mundo no es la que nos conviene ni la que nos ayuda a ser mejores y, sobre todo, a amar según la Voluntad de Dios. Por lo tanto, como aquel ciego, postrémonos ante el Señor y pongamos en Él toda nuestra confianza y fe.